8 Hábitos de las personas miserables… ¿Tienes alguno?

La psicoterapeuta Cloe Madanes realizó un ejercicio de psicología inversa y se ha propuesto remarcar algunos hábitos de la gente altamente miserable, es decir, de aquellas personas que, lejos de disfrutar la vida en sus pequeños y grandes asombros y placeres, se dedican a hacérsela miserable, tanto a ellos como a quienes lo rodean.

1. Quéjate

Las personas miserables saben que la crítica podría abrir un fecundo espacio de diálogo: por eso se esfuerzan en permanecer en los lindes de la queja, que no es sino la expresión de su fascinante mente maestra para hallar algo negativo en cualquier situación.

Las quejas funcionan también como recordatorios valiosos que los demás siempre estarán dispuestos a escuchar de ti: piensa que no hay nada más fascinante que escuchar a alguien quejarse sobre la política, el clima, sus relaciones o su trabajo.

2. Aburrimiento

Las personas miserables suelen tener un aura de sabelotodos: nada los asombra, y lo que asombra a los demás debe ser rápidamente denunciado como lo que es, una copia burda de algo más. Cultivar el sentimiento de que todo es predecible, de que todo ya ha sido hecho por alguien más, de que el tedio es insufrible, puede hacerte ver a tus propios ojos como una persona culta que ha agotado todas las formas de asombro.

3. Adopta una identidad negativa

Una persona miserable puede asumir algún diagnóstico físico o mental y vivir de acuerdo a él: si estás deprimido vuélvete una Persona Depresiva; si te sientes ansioso, vuélvete una Persona Ansiosa. Simplemente deja que tu diagnóstico condicione todos los aspectos de tu existencia y lograrás vivir como un convaleciente, con todas las ventajas que aporta.

4. Discute por cosas tontas

Para las personas altamente miserables, tener la razón es más importante que dialogar con el otro para encontrar una verdad común o un terreno de interlocución. Es especialmente útil cuando estás en una relación de pareja, pues el otro siempre manifiesta pequeños detalles que son suficientes para arruinarle el día a los que quieren ser miserables. Discutir es un inmejorable sustituto del amor, pues las constantes peleas erosionarán un afecto mutuo que de otro modo podría crecer y volverse imprevisible y, por tanto, peligroso.

5. Desconfía de las intenciones de los demás

La gente altamente miserable siempre está pendiente de lo que los otros no dicen, más que de lo que dicen efectivamente. Esto puede complementarse con el chisme: no hay nada más miserable que hablar de las segundas intenciones de los demás cuando éstos no están escuchando.

7. Si todo falla, culpa a tus padres

En cierto sentido, una persona miserable es un niño en busca de afecto. Pero ese niño puede aprender también que sus errores no son suyos, sino que sus defectos y fallas son culpa de quienes nos criaron: los padres. No eres tú quien decide cada día el curso de tu propia existencia, sino que estás sobredeterminado por los errores de crianza de tus padres.

8. No disfrutes de los placeres de la vida

¿Música, comida, paisajes naturales, arte? Esas son cosas superficiales para gente tonta que no sabe nada de la vida. Las personas altamente miserables saben que todo placer es transitorio y, de alguna forma, egocéntrico, pues son una distracción que no puede nunca compensar el miserable estado del mundo actual. Nada mejor que recordarse constantemente que el mundo es un lugar horrible, lleno de pobreza, enfermedad y devastación para echar a perder cualquier momento de placer.

8. Miedo de perder tu trabajo

El apremio económico puede generar miseria en las condiciones materiales de la vida, pero aunque tengas un trabajo estable y agradable puedes ponerle un poco de sabor a la vida quejándote todo el tiempo de lo que haces, además de temer perderlo. El mercado laboral siempre está fluctuando y no sabemos cuándo nuestra cabeza será la siguiente en la guillotina.

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