La Biblia no condena la masturbación

Dicen que quien calla otorga, y la Biblia guarda silencio en un aspecto fundamental de la sexualidad humana: la masturbación. El acto de la autogratificación toca un terreno pantanoso porque el vacío explicativo -que no lo condene ni reglamente moralmente- deja un silencio que permite que las interpretaciones otorguen castigos y ocasionen culpas.

José Luis Ortiz, filósofo y ex seminarista, dice “la Biblia no menciona nada de que estoy haciendo qué con mi qué” y especifica que toda premisa condenatoria sobre la masturbación es una interpretación forzada de las escrituras.

Mayo es el mes de la masturbación. Muchos condenadores de la masturbación, ante la incapacidad de encontrar una sentencia explícita sobre ésta, remiten a Mateo 5:27-30 donde se especifica que el pecado se da desde el pensamiento y no en el acto. Imaginar un adulterio es lo mismo que cometerlo, por lo que una masturbación que utilice una fantasía lujuriosa estaría cometiendo, de acuerdo con las escrituras, un pecado.

La falta también estaría en que la masturbación, la autocomplacencia, podrían encerrar a las personas en sí mismas y esto las desviaría de la premisa de servicio y amor al prójimo que profesa la religión cristiana, por ejemplo.

Que la masturbación sea un asunto moralmente gris acorrala a los religiosos solteros no seminaristas, y a la población general que alberga una mayoría religiosa –que se apega a la biblia y a sus diversas interpretaciones- y condena una acción que, de acuerdo con Alex Kwee y David Hoover en su estudio teológico sobre la masturbación, es un elemento clave para el desarrollo sexual.

Las interpretaciones de la Biblia muchas veces se desentienden del tiempo sociocultural actual y lo remiten a un contexto remoto que invalida muchos de los preceptos. La misma historia de Onán, tener relaciones con la viuda de su hermano, tiene una condena actual.

Fuente: Revolucióntrespuntocero