Fluidez sexual no es lo mismo que ser bisexual

Las preferencias sexuales no son inamovibles y pueden cambiar con el tiempo dependiendo de la situación inmediata en la que el individuo se encuentra. Esto ha sido descrito como la “fluidez sexual”. Por ejemplo, si alguien se identifica como heterosexual pero luego se encuentra a sí mismo en un entorno con sólo las personas del mismo sexo, puede ser que sienta una mayor atracción sexual o romántica hacia parejas del mismo género, describe Dylan Selterman de la Universidad de Maryland en The Conversation. Al igual que cualquier otro rasgo social, las preferencias sexuales, las actitudes, los comportamientos y la identidad pueden ser flexibles en algún grado.

Otro concepto relacionado es la plasticidad erótica, que se define como el cambio en la expresión sexual de las personas, es decir, las actitudes, preferencias y comportamiento. En otras palabras, la respuesta sexual de alguien puede fluctuar dependiendo de su entorno.

La mayoría diría que tiene una orientación sexual. Pero el grado en que una persona es sexualmente fluida es variable, independiente de que opere junto con la orientación sexual. Algunas personas son muy fluidas, mientras que otras lo son menos, explica Selterman.

La fluidez sexual puede ocurrir en personas que son definitivamente heterosexuales u homosexuales, y simplemente significa que pueden experimentar un cambio en su respuesta sexual. Por ejemplo, tu puedes tener una preferencia por un tipo “femenino”, pero luego descubres a alguien que te atrae de una manera nueva y emocionante. A pesar de ello, todavía puedes preferir parejas del mismo sexo con las mismos inclinaciones femeninas como antes, pero con rasgos más masculinos.

¿No es lo mismo que la bisexualidad?

La bisexualidad se define como la atracción romántica o sexual con otras personas que se identifican como hombres o mujeres (“bi” significa dos géneros). Si le preguntas a la gente que se identifican como heterosexual, pero luego tiene relaciones sexuales con otra persona del mismo sexo, esta experiencia no significa necesariamente que sean “bisexuales”, pero sí los hace sexualmente fluidos.

La investigación realizada por Lisa Diamond contiene ejemplos de mujeres que se identifican como predominantemente heterosexuales en sus vidas, pero se enamoran profundamente de una mujer en particular. Esto no significa que estas mujeres son bisexuales. Ellas han desarrollado tal enamoramiento sólo por una persona individual que resulta ser del mismo sexo.

La investigación longitudinal demuestra que las personas a veces cambian su orientación sexual. Este es un punto muy importante, porque significa que no podemos agrupar todo junto catalogarlo como bisexual, continúa Selterman.

Para fines de estudio, sería contraproducente etiquetar todos estos diferentes comportamientos “bisexuales”, ya que impedirían la investigación científica sobre los verdaderos orígenes y variedades de la orientación sexual, así como los resultados y las expresiones sexuales. Además, la unión romántica es diferente del deseo sexual. En palabras de la investigadora, “uno puede enamorarse sin experimentar deseo sexual”.