La magia de un beso y cómo seducir con los boca

Es una de las zonas más sensibles de tu cuerpo. Por fuera, su superficie es diferente de la del resto de nuestra piel, pues están fabricados con la misma mucosa que recubre el interior de nuestra boca, lo que significa que no tienen la misma capa protectora externa que el resto de nuestro cuerpo.

En ellos se concentra la mayor cantidad de células receptoras y nervios sensoriales de nuestro organismo, y es precisamente por eso por lo que adquieren ese color rojo que los hace, además, tan apetecibles.

Durante un beso nuestros labios recogen información sobre la temperatura y la textura de los ajenos. Esta información, junto a la del sabor y el olor que procede de la lengua y la nariz, llega al cerebro. Parte llega a la corteza somatosensorial, una franja en la superficie cerebral donde se representa un mapa del cuerpo.

Para Sheril Kirshenbaum, de la Universidad de Texas: “En un beso hay señales ocultas de gran utilidad. Por ejemplo, a las mujeres, que tienen un sentido del olfato y el gusto más potente, les ayuda a decidir si merece la pena profundizar en una relación.

Al besar a otra persona y acercarnos tanto, recibimos su olor corporal, y los expertos han demostrado que las mujeres se sienten atraídas por el aroma de un hombre con unos genes muy diferentes de los suyos. Nosotros no somos conscientes de esto, pero una pareja con mayor diversidad genética tendrá hijos más fuertes y sanos. En este sentido, un buen beso ayuda a las mujeres a encontrar su pareja ideal, evolutivamente hablando”.

Lo que dicen de ti

Parece claro para la ciencia que las mujeres tienen los labios más gruesos que los hombres, y que son los portavoces de algunos mensajes eróticos. Por ejemplo, si una mujer está excitada, sus labios se hinchan. Pero hay mucho más.

Los de la cara son los únicos músculos que no sirven para movernos a nosotros mismos, sino para mover a otros”, aseguran los psicólogos sociales Graig Smith y Heather Scott, autores de La psicología de las expresiones faciales. Y en estas, en las expresiones faciales, desempeñan un papel muy importante los labios.

Cuando nos sentimos felices levantamos su comisura, mientras que si estamos disgustados, empujamos el labio inferior, que se hincha ligeramente, y elevamos el superior. Podemos reconocer que alguien va a llorar porque tiemblan, y a menudo se curvan también ligeramente hacia abajo.