10 Aspectos del ‘Sexo Sabio’ que te ayudarán en la vida y en la cama

El psicólogo Antoni Bolinches, de 66 años de edad, ha publicado diversos títulos, entre los que destaca Sexo Sabio.

El autor, licenciado en Psicología, máster en Sexualidad Humana y con una trayectoria de más de 35 años, es conocido también por aplicar la terapia vital, que aboga por aprender de las vivencias malas y disfrutar de las buenas.

Bolichines explica que no existe la pareja perfecta, “pero existe la pareja perfectible. Todas las parejas pueden mejorar por la vía del automejoramiento personal”.

10 Destacados del ‘Sexo sabio’:

1. La pareja es un buen escenario para el amor pero no es tan buen escenario para mantener el deseo sexual. El nivel de simetría en derechos y deberes, funciones sociales y libertad sexual al que hemos llegado hombres y mujeres hace que todos encontremos a lo largo de la vida muchas personas que no son nuestra pareja y que, precisamente, nos resultan más atractivas porque no son nuestra pareja.

2. Todos tenemos defectos y virtudes, y en la convivencia los principios de habituación y de saturación hacen que aquello que veo bueno en ti sea menos bueno porque me he habituado, y aquello que veo más malo en ti sea más malo porque me he saturado. Evidentemente, el sentimiento amoroso se resiente, y es cuando la persona queda predispuesta a infidelidades y enamoramientos alternativos, que es el primer factor de riesgo de conflictos entre las parejas jóvenes.

3. Cuando hay una infidelidad una de cada tres parejas se regenera gestionando bien la crisis; otra tercera parte rompe como consecuencia de la infidelidad; y el resto de relaciones se deterioran y acaban rompiendo en un plazo más mediato porque no acaban de digerir lo que ha ocurrido.

4. Jugar a dos bandos es más típico del hombre, que para ser infiel solo necesita encontrar un sujeto erótico atractivo que esté dispuesto y disponible. La infidelidad de la mujer es más peligrosa desde un punto de vista de la estabilidad emocional de la pareja porque casi siempre implica mayor inversión amorosa.

5. Hay un comportamiento notablemente distinto: un porcentaje significativo de las mujeres, antes de ser infiel, plantea una crisis de pareja para no sentirse culpable –“oye, esto no es como yo quisiera”, “la relación se ha deteriorado”, “no estoy segura de mis sentimientos”, le dicen al marido-, y entonces se permiten la licencia de consumar la infidelidad o de convertir el enamoramiento alternativo en un intento de nueva relación.

6. El hombre tiene menos sentimiento de culpa: venimos de una cultura sexista en la que el varón con cuantas más mujeres iba, más hombre se sentía. Las mujeres no aceptan esa diferencia de comportamiento y, lógicamente, son coherentes con la fidelidad que ofrecen, por tanto, también la piden. A pesar de eso, las mujeres siguen perdonando más a los hombres que los hombres a las mujeres.

7. Alrededor del 50% de los hombres que se arrepienten de haberse separado dicen que no saben hasta qué punto han hecho bien con el cambio e, incluso, tienen fantasías o deseos de recuperar a su pareja anterior. La otra mitad comenta que, quizá, el cambio no ha aportado una gran mejora en la calidad de la relación, pero no por eso quiere volver con la pareja anterior, sino que decide aprender de la primera y la segunda relación y gestionar mejor la tercera elección.

8. Lo que más afecta al deseo sexual en la pareja estable son todas las dificultades y conflictos de la convivencia, pero también la propia dinámica sexual deteriora el deseo porque te habitúas al sujeto erótico, entonces, el principio de novedad, fundamental para que se despierte la libido, se va atenuando.

9. La saturación, es el peor enemigo de la pareja estable. Entendiendo por saturación esas parejas que se acoplan tan bien sexualmente que cada día hacen el amor y de golpe y porrazo al año están asustados porque se dan cuenta que ya no tienen deseo.

La rutina, hacer las mismas cosas con la misma persona, a la misma hora, de la misma manera, en el mismo sitio hace que a los cinco años ya no tengas ganas de hacer nada. Por eso la sexualidad de pareja estable requiere de variación de estímulos y complementos, de manera autorregulada, autoconsentida y mutuamente deseada.

10. Que la rutina sexual no se puede disociar de la rutina social. Es muy difícil que tu pareja sea muy creativa en la cama y muy aburrida en la calle, o viceversa. Por tanto, las dos rutinas, la gestión de la vida cotidiana y la de la cama, se refuerzan o se neutralizan.