10 Datos insólitos del crimen que cometió Anastasia al asesinar a su madre y hermana

Anastasia Lechtchenko, la joven de origen ruso el 8 de junio descuartizó a su madre y hermana: Yulya Masney, de 45 años y a Valeria Lechtchenko, de 12, fue arrestada por elementos de la Policía Ministerial de Baja California, cuando se encontraba en una playa de Tijuana.

La joven de 19 años que asesinó a su madre y hermana, las desmembró y al terminar puso las cabezas en el fregadero de la cocina; abre todo un expediente clínico.

“Anastasia no es la típica asesina. Es una chica de ascendencia rusa, atractiva, un metro 70 centímetros de altura, nariz recta, ojos color avellana, muslos delgados pero torneados, senos prominentes y pequeña cintura. La única imperfección podría ser una ligera cicatriz a un lado de su boca”, declararon sus vecinos.

Los 55 kilos de su cuerpo fueron suficientes para asesinar a su madre. En el interrogatorio dijo que la abordó cuando estaba sentada en el sillón destartalado de su casa. Llegó por atrás y con una soga la mató.

Valeria, la hermana menor, nació con discapacidad múltiple. La única capacidad que logró desarrollar fue la de caminar sin sentido. Pero no podía hablar y la mirada siempre estaba perdida. Cuando Anastasia decidió matarla, no pudo gritar.

Aquí 10 datos insólitos del crimen:

1. Siete horas después del asesinato salió a comprar bolsas para basura y usarlas con los restos de los cuerpos de sus familiares.

2. Caminó media cuadra a la farmacia más cercana, donde antes había comprado dulces y una que otra pintura, pero ahora buscaba entre los pasillos bolsas dónde meter los cuerpos. Eligió una pequeña caja con 10 bolsas negras de 70 por 90 centímetros.

“Traía pura morralla; las bolsas costaban 24.90 pero la muchachita no completaba, así que se fue corriendo”, recuerda la empleada de mostrador que le cobró aquella noche a la adolescente. Regresó rápido con el dinero faltante. Las líneas de expresión de su rostro estaban descompuestas; le punzaba el ojo izquierdo”.

3. En tres bolsas negras metió los cuerpos desmembrados y después se fumó un cigarro.

4. Luz Aída, una joven profesora de educación especial que atendió a la pequeña Valeria, recuerda a la familia Lechtchenko montada en una pequeña pick up.

“Se veían muy normales, pero el problema fue cuando Anastasia creció y entró a la secundaria. Siempre se le veía malhumorada, como enojada con la vida. Esta es mi hipótesis: cuando toda la atención se vuelca a un hijo con educación especial se puede crear cierto resentimiento en los otros miembros de su familia”.

5. Los padres de Varelia se separaron, Yuliya la madre,  se mudó a un barrio de clase media alta en la colonia Playas de Tijuana, donde llevaba a su hija al Centro de Atención Múltiple Benito Juárez.

6. En 2010 Anastasia entró a la secundaria, la Escuela Secundaria Técnica número 1. A los 14 años probó por primera vez la mariguana, la mentafetamina y el éxtasis. En esos años fue reportada como desaparecida tres veces; siempre era encontrada por las autoridades judiciales con algunos amigos.

7. Don Héctor Durazo, el casero de la familia, cuenta que días antes del asesinato Anastasia iba y venía. “Unos días antes escuché que le gritó desde el portón a Yuliya ‘te voy a matar hija de la chingada’”. Dice que era una loca, siempre estaba drogada.

8. Ese domingo el único que escuchó los gritos de Yuliya fue un sastre que vivía justamente atrás de la casa de las Lechtchenko. Desde las nueve de la noche se escucharon lamentos, gritos, pero no llamó a la policía porque últimamente los gritos eran constantes y, además, hablaban en ruso. “No entendí nada”.

9. Al día siguiente, don Héctor Durazo y don Arturo Torres vieron entrar y salir “como si nada” a la joven. Incluso, llevó a amigos a la casa.  Tres días después del asesinato Anastasia fue detenida. No titubeó en responder cuando los agentes investigadores preguntaban si sabía por qué estaba ahí: “porque maté a mi madre y a mi hermana”, contestó sin irritarse.

10. Anastasia confesó sin reparo: “me paré al borde de la cama y ahorque a mi hermana con la misma soga que a mi madre. Tardé un poquito menos, 20 minutos. Pero su cuerpo seguía calientito”.

Entonces se fue porque había leído en Internet que para desmembrar un cuerpo tenía que esperar a que se enfriara. Hora y media después regresó.

En su confesión, explica que el asesinato fue en defensa propia: desde hace días sentía piquetes en la espalda y pulsaciones en el cuerpo que no la dejaban dormir. “Tenía tiempo que mi mamá se dedicaba a la brujería, y mi hermana era una muñeca, su aliada, títere. Y para que no continúen esos trabajos también hay que matarla. Para matar a una bruja, a ese espíritu maligno, hay que cortarle partes inferiores” y se aseguró de que su hermana también muriera, para terminar con ese encanto negativo.

Anastasia consultó en Internet cómo matar a una bruja y como desmembrar un cuerpo. En su primera búsqueda encontró que para acabar con el encanto tenía que apuñalarla en el corazón. A Valeria, intentó sacarle los ojos con una cuchara, pero como no pudo fue por un cuchillo a la cocina. “Un hombre me decía que acabara con ellas”, declaró.

La joven rusa, absorta, narró que tuvo que cortarle las extremidades “para que ya no viajaran los espíritus. Y a la títere, la muñeca, había que sacarle los ojos”.

 

Fuente: El Universal