10 pasteles que no te dan ganas de probar

La repostería creativa ha desatado una auténtica fiebre por los pasteles que parecen otras cosas. El problema es que algunos alcanzan tal nivel de realismo que dan un poco de yuyu, sobre todo cuando los seres u objetos replicados generan más repelús que apetito.

El caso más popular es el de la pitón de North Star Cakes, un pastel que alcanzó tal popularidad que ha generado todo un submovimiento de repostería ofidia. Para los que se quieran iniciar en el culto pastelero de Slytherin, existe un blog monotemático llamado The Snake Cake.

Otra repostera que ha cruzado los límites del buen gusto es Sarah Hardy. Su pastel de pollo crudo es tan brillante en ejecución como repulsivo a la vista, con esa piel entre rosa y amarillenta y esos bultitos tan logrados.

Entre los más amenazadores que he encontrado están este cangrejo cocido y una especie de marmota claramente homosexual.

A la hora de producir rechazo nadie gana a la cerda vampira, una monstruosidad pergeñada por algún sádico que supera los momentos más gore de nuestros cochinillos asados.

La mezcla de la fiebre por los cupcakes con el universo sexual también ha producido auténticos engendros venidos del infierno. En la web London Feminist, donde parecen tener el chichi pa’ magdalenas, han creado estas preciosidades que sólo podrían excitar a una lesbiana ninfómana o a Michael Douglas.

La caca como tema

Es fácil conseguir que la decoración de un pastel recuerde a un cagarro: basta con tener a mano una crema de chocolate, una manga pastelera y la suficiente torpeza a la hora de hacer figuras.

Hay casos que sobresalen en repugnancia, como estos donuts recogidos por la maravillosa e imprescindible web de repostería incorrecta Cake Wrecks.

Bombonería y escatología se unen en el sensacional Edible Anus, que bien podría protagonizar una versión porno de la peli de Tim Burton titulada Charlie y el ojete de chocolate.

Baby Boom

 

 

Fuente: El País