10 Reglas para dominar el arte de discutir

Los seres humanos tenemos la posibilidad de convertir la discusión en una catarsis cuyo fin sea superar los malentendidos y conocernos mejor.

Para ello, los especialistas en conflictos interpersonales recomiendan proceder así, en lugar de optar por su opuesto negativo:

1. Señala el hecho que está mal, en vez de descalificar a la persona.

2. Escucha en vez de interrumpir.

3. Pide aquello que te gustaría que sucediera, en vez de exigirlo.

4. Respeta la opinión del otro, en vez de ironizar sobre ella.

5. Pregúntale lo que siente y le motiva, en vez de interpretarlo a tu manera.

6. Acepta tus propios errores, en vez de centrar tu discurso en los del otro.

7. Reconoce también las cosas que el otro hace bien, en lugar de centrarte en sus equivocaciones.

8. Discute sobre un conflicto actual, en vez de sacar trapos viejos.

9. Calla aquello que puede herir, en vez de utilizarlo como arma.

10. Habla en vez de gritar.

“Si discutes mucho para probar tu sabiduría, pronto probarás tu ignorancia”. Si seguimos estas reglas, con toda seguridad terminaremos la discusión mejor de lo que estábamos al comenzarla. Al dialogar y sopesar diferencias de forma empática, reforzaremos la unión con la persona o personas sobre las que pendía el conflicto.

A veces lo que impide que una discusión dé un giro positivo no son viejas rencillas del pasado ni diferencias insalvables, sino el bloqueo que ejerce una de las partes para que las ideas preconcebidas no se muevan.

Hay situaciones en las que nuestro interlocutor se cierra en banda y es imposible resolver la cuestión que ha provocado el conflicto. Esto sucede a menudo con personas retraídas y poco acostumbradas a dialogar, así como con aquellos perfiles sanguíneos que hablan –o gritan– antes de pensar. En una tercera categoría, entre las personas difíciles, estarían aquellas que se parapetan tras un argumento y repiten una vez y otra lo mismo, como un mantra, por miedo a ser convencidas de lo contrario.

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