¿Qué provocó un accidente tan grave en una compañía -filial de la reputada aerolínea alemana Lufthansa que, aunque de bajo costo, tiene un buen expediente en materia de seguridad?
1. El despegue y los pasajeros
El avión despegó a las 10.00 de la mañana del aeropuerto de Barcelona con 144 pasajeros y seis miembros de la tripulación.
El destino era la ciudad alemana de Düsseldorf.
Cerca de la mitad de los pasajeros (71) eran alemanes. Entre ellos, 16 estudiantes de secundaria de una escuela que volvían de un intercambio con otro centro catalán.
Otros 48 eran de origen español y muchos viajaban a Alemania por motivos de trabajo.
También había estadounidenses, canadienses, colombianos, mexicanos e iraníes.
Los primeros 20 minutos del vuelo fueron apacibles y piloto y copiloto charlaron de forma “alegre” y “cortés”, dijo el fiscal después del análisis de las grabaciones de cabina de una de las cajas negras recuperadas.
Aunque los investigadores notaron que las respuestas de Lubitz se volvieron en un determinado momento más “bruscas”.
2. El copiloto se encerró en la cabina
Poco después de las 10.30, el piloto salió de la cabina, seguramente para ir al lavabo.
“Escuchamos (con las grabaciones de la caja negra) al piloto pedirle al copiloto que tomara el control de la aeronave y al mismo tiempo oímos un sonido de un asiento moviéndose hacia atrás y el sonido de una puerta cerrándose” explicó Robin.
Lubitz aprovechó entonces para encerrarse dentro y no contestó a su compañero cuando este llamó al interfono que conecta la cabina con el exterior.
El piloto tampoco logró entrar al teclear un código de seguridad que permite la apertura de la puerta desde fuera en caso de que no se haga manualmente desde el interior.
Los investigadores asumen que Lubitz activó también el mecanismo de “bloqueo”de este sistema.
3. El descenso “deliberado”
Una vez solo en la cabina, Lubitz “puso el avión en trayectoria descendente”, según el fiscal francés. Eran las 10.31 y el avión acababa de alcanzar la velocidad de crucero.
“La acción de selección de altitud solo podía ser algo deliberado”, dijo el fiscal de Marsella.
El Airbus A320-211 empezó su descenso ininterrupido a 3.500 pies por minuto, una velocidad de descenso superior a la normal, que suele situarse entre los 1.500 y los 2.000 pies.
El avión descendió desde una altitud de unos 12.400 metros antes de estrellarse contra los Alpes franceses.
La última aparición del avión en un radar civil se produce a las 10.41, diez minutos después de iniciar el descenso.
Durante este tiempo, la caja negra recoge la respiración de Lutbitz.
“Se oye una respiración humana en la cabina hasta el momento del impacto”, relató el fiscal francés.
4. “Muy agradable, divertido y un poco callado a veces”
Durante su conferencia de prensa en Marsella, el fiscal Robin facilitó a los medios la identidad del copiloto, tras haber comunicado previamente a las familias de las víctimas las conclusiones preliminares de la investigación.
Andreas Lubitz tenía 28 años y era originario de Montabaur, una población alemana de 12.000 habitantes en la que vivía con sus padres.
Lubitz también tenía un piso en Düsseldorf que los investigadores están registrando en busca de pruebas.
A los 14 años, Lubitz se unió a un club de vuelo en Montabaur. En 2007, se graduó de la secundaria y fue aceptado como alumno en la escuela de Lufthansa al año siguiente.
En septiembre de 2013 se unió a Germanwings.
Peter Ruecker, miembro del mismo club de vuelo, le dio a la BBC que Lubitz era un joven “muy agradable”, “divertido y algunas veces un poco callado”.
Un joven “como muchos otros” que pasan por el club, dijo Ruecker, que le vio “muy contento” la última vez.
“No tengo palabras. No tengo explicaciones para esto. Conociendo a Andreas, es inconcebible para mi”, dijo.
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Lo que no se sabe
1. ¿Apto para volar?
El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, aseguró que Lubitz “estaba totalmente preparado para volar sin ningún tipo de restricciones o condiciones”.
El copiloto tenía un historial con 630 horas de vuelo antes del accidente, mientras que el capitán atesoraba más de 10.000.
Spohr también explicó que Lubitz interrumpió su entrenamiento durante varios meses hace seis años.
La empresa no explicó la causa de la interrupción, pero indicó que se le volvió a evaluar a su regreso y se determinó que podía retomar su formación.
El 27 de enero, Lubitz pasó un examen de seguridad, que ya había pasado previamente en 2008 y 2010, explicó el gobierno local de Düsseldorf.
Los fiscales alemanes que investigan a Lubitz revelaron este viernes que encontraron documentos médicos en su casa en Düsseldorf que indican “la existencia de una enfermedad y su tratamiento” que el copiloto “escondió” a su empleador.
Los fiscales no especificaron, sin embargo, de qué enfermedad se trata.
Pero medios alemanes han estado informando que Lubitz sufría depresión y necesitaba revisiones médicas contínuas.
2. ¿Cómo fueron los últimos minutos del vuelo?
No se sabe con exactitud qué sucedió en el avión desde el que comenzó el descenso.
De las grabaciones de la cabina, los investigadores saben que el piloto llamó al interfono y, al no obtener respuesta, empezó a golpear la puerta.
También saben que esos golpes se volvieron cada vez más “violentos”a medida que, se supone, el piloto fue tomando conciencia de lo que estaba pasando.
“Se escuchan golpes para intentar derribar la puerta”, dijo Robin.
A pesar de lo desesperada que debió ser la situación, el fiscal cree que los pasajeros no fueron conscientes de lo que estaba ocurriendo.
En las grabaciones solo se escuchan “gritos en los últimos momentos”, dijo el fiscal.
Robin seguró que los pasajeros murieron “al instante”.
3. ¿Por qué?
Es una de las grandes preguntas que rodean la tragedia y una que, es probable, nunca pueda responderse del todo.
Más allá del estado mental de Lubitz, ¿qué le llevo a estrellar un avión con 150 personas dentro, incluido el mismo, contra una cima en Francia?
Los investigadores, tanto franceses como alemanes, declararon que carecen de indicios de que Lubitz hubiese llevado a cabo un ataque terrorista.
Este motivo sigue sin aflorar a medida que avanza la investigación, que se centra cada vez más en el perfil personal del piloto y su entorno.
El fiscal francés, Brice Robin, aseguró también que no le parecía que “suicidio” fuese la palabra más adecuada para describir lo sucedido.
“No lo llamaría suicidio cuando tienes la responsabilidad de más de 100 vidas”, dijo.