Estos son algunos consejos para ganar el combate sin que nadie pierda los estribos. En la medida en que se apliquen llegará el momento en que el berrinche sólo será apenas el recuerdo de un incidente.
- Ignóralo. Si el berrinche es en casa, ignóralo. Si no lo has hecho, empieza a hacerlo, es la clave para ganar la batalla. Respira profundo, dedícate a lo que estabas haciendo antes de la explosión emocional de tu hijo. Cuida que no trate de hacerse daño, o tirar cosas. Pronto se dará cuenta que esa estrategia no funciona y parará de hacerlo.
- Distráelo. Si la pataleta es en un lugar público, trata de cambiarle rápido el foco de atención que provocó la conducta. Si no lo logras, tómalo del brazo con firmeza, pero sin ser agresivo. Llévalo a un lugar más privado (un baño, el auto) y de nuevo, ignóralo.
- No uses el chantaje. “Si te callas te compro un helado”. Tu hijo sabrá que es una manera de lograr lo que quiere y se convertirá en un dulce diablito.
- No le grites, no le pegues. Esta es la conducta que más consecuencias negativas tiene en su aprendizaje emocional. Lo más grave es que la repetirá cuando sea adulto y lamentablemente lo meterá en innumerables problemas en su entorno social. Será una persona insegura, llena de temores y no lo habrás educado.
- Dale opciones. Ponlo a escoger entre más de una alternativa, eso elimina la frustración y evita las pataletas. Si hay algo que no puedes darle porque está fuera de tu alcance, explícale la razón. Los niños entienden aunque estén pequeños.
- Recompénsalo. El día en que no reaccione con un berrinche, abrázalo, bésalo, hazle saber que estás impresionado con su conducta. Con ello habrás sepultado para siempre y en el olvido la conducta negativa. En pocas palabras, habrás ganado la más importante de todas las batallas.
Fuente: MSN Latino