5 Reglas para no dejar que tu teléfono celular te domine

1. Converse, mande textos después 

O tuitee después. O mande un email. La lista continúa.

La idea es simple: por cortesía de las pantallas mágicas que cargamos en nuestros bolsillos o carteras, podemos hacer casi cualquier cosa en línea, en cualquier momento, a cualquier hora.

Así que lo hacemos, sin poner límites que protejan nuestro tiempo de esparcimiento y placer: cenas o sueño, vacaciones o momentos íntimos.

2. Tómese un día libre de teléfono 

Hay un aspecto molesto en este desafío: ¿no deberíamos simplemente aprender a controlarnos?

Cada dispositivo tiene un botón para apagarlo. Sin embargo, somos peculiarmente renuentes a utilizarlo.

Esa tendencia tiene hasta su propia sigla: FOMO (traducido a español sería MAPA, pues viene de “miedo a perderse algo”) y es la versión moderna de un temor que tradicionalmente ha acompañado al humano social, el miedo a ser excluido.

3. Evite ser un buscatodo

En otras palabras, renuncie a los mapas, buscadores y los sitios web de recomendaciones de tanto y tanto, y entréguese a la casualidad, a lo inesperado.

Si tiene que utilizar su teléfono para explorar su entorno, utilice una de las varias aplicaciones que animan a hacer descubrimientos fortuitos. Conecte su destino a la aplicación “Serendipitor”, por ejemplo, que le dará instrucciones para que vaya vagando en vez de corriendo por el lugar, o incluso sugerencias como “siga al auto de adelante”.

Imagínese el número de conversaciones y encuentros nunca habrían sucedido si cada pregunta hubiera sido contestada por una persona mirando a una pantalla privada.

4. Ni los codos ni los teléfonos sobre la mesa

Hablemos del “phubbing”: desairar a otras personas haciendo caso omiso de ellas, por prestarle toda la atención a su teléfono móvil.

La palabra ha capturado la atención del mundo gracias al deseo creciente de contrarrestar las consecuencias sociales de la indiscriminada inmersión tecnológica.

En ninguna parte la descortesía del phubbing es más marcada que en la mesa, donde probablemente nació la idea de los buenos modales. Si hay una diferencia entre el comer y simplemente ingerir calorías es el placer y gratitud de compartirlo con otros.

5. Mira antes de disparar

Entre otras cosas entonces, somos gente que toma muchas fotos con sus teléfonos. Eso está bien, como confirmarían mis padres que no se cansan de ver fotos de su nieto. Sin embargo, tenemos que reconocer que vivir la vida a través de un lente puede arruinar precisamente lo que queremos capturar.

Mis más recientes experiencias en conciertos, por ejemplo, consisten casi exclusivamente de ver a la banda refractada en las pequeñas pantallas de los teléfonos inteligentes que cientos de personas sostenían en alto.

Hasta a los músicos les frustra esa costumbre: en abril, la banda Yeah Yeah Yeahs puso un letrero pidiéndole a los aficionados que guardaran sus teléfonos durante su actuación.

 

Fuente: BBC Mundo