Los escenarios ideales cuando viajamos son haber disfrutado al máximo nuestra aventura, regresar con muchos souvenirs o al menos con muchas anécdotas que contar (y en su mayoría, chistosas), conocer a muchas personas y lugares increíbles, entre otros más. Sin embargo, durante la travesía, a veces nos enfrentamos a situaciones traumáticas que nos generan reacciones psicológicas, como si fueran una especie de ronchas emocionales, a ciertos estímulos en específico.
Estas ronchas emocionales pueden provocar olas desproporcionadas de ansiedad (emocional y física) ante alguna situación, objeto o animal que uno considera muy peligrosos; por consiguiente, la persona afectada evitará de manera exagerada encontrarse en el camino con estos estímulos.
Te presentamos 8 versiones relacionadas con el viaje:
- Fobofobia: Miedo irracional al miedo que pueda generarte alguna fobia.
- Cronofobia: Miedo a que el tiempo pase rápido. Esta particular preocupación empieza cuando recibes los recordatorios del check-in en el aeropuerto, y cuando no recuerdas siquiera el inicio de tu viaje.
- Disposofobia: Pánico exagerado a perder cosas o a ser asaltado. Estos síntomas pueden ocurrir después de haber resentido la pérdida de tus cosas por cualquier circunstancia.
- Sesquipedalofobia: Miedo a las palabras largas. ¿Te imaginas tratar de leer un menú en un país cuyo idioma es característico por la longitud de sus palabras? Siquiera leer el nombre de esta fobia genera pánico.
- Halitofobia: Repulsión al mal aliento. Estás en Roma, en plena época de calor, y te encuentras en un autobús atascado de gente…
- Ipovlopsicofobia: Pánico a que te tomen fotografías. Olvídate de fotografiarte en frente de la Torre Eiffel o del Torre inclinada de Pisa.
- Decidofobia: Aversión irracional a tomar decisiones; dígase, ¿a cuál destino turístico te gustaría ir?
- Emetofobia: Miedo a vomitar: ¿te ha pasado que acabas de conocer a tu media naranja y sin querer expulsas cual volcán todo lo que acababas de ingerir?
Fuente: The Wow
