8 Historias de mala suerte e infortunio

El japonés que estuvo presente en las dos bombas nucleares de Japón

El residente de Nagasaki, Tsutomu Yamaguchi estaba en un viaje de negocios en Hiroshima cuando la ciudad fue bombardeada el 6 de agosto de 1945. Como consecuencia de la explosión, Yamaguchi sufrió ruptura de tímpano, quedó ciego por un tiempo y un lado de su cuerpo quedó fuertemente quemado. Después de recibir ayuda médica, Yamaguchi regresó a su pueblo natal, Nagasaki.

A pesar de estar gravemente herido, se presentó a trabajar el 9 de agosto, día en que explotó la segunda bomba nuclear en Japón. En el 2009, Tsutomu Yamaguchi fue reconocido por el gobierno de Japón como la única persona que sobrevivió a los dos ataques estadounidenses. Murió en el 2010, a la edad de 93 años, luego de padecer cáncer de estómago.

La única persona de su pueblo que no ganó la lotería

En el 2012, los habitantes de una pequeña localidad de España, compraron cartones para la Gran lotería de Navidad que se rifaba para entonces. El trato era que de ganar el premio lo repartirían entre todos. Cuando llegó el gran día, los 250 habitantes se dieron cuenta que habían ganado 700 millones de euros. Todos los residentes de la ciudad ganaron una parte de esa excepcional cifra. Todos menos uno. El señor Cotis Mitsotakis, un director de cine griego, a quien por error olvidaron ofrecerle una de las boletas para el sorteo.

La enfermera que sobrevivió a 3 hundimientos de barco

Estuvo en las colisiones del RMS Titanic, el HMHS Britannic y el RMS Olympic En 1911, Violet Jessop de 23 años, era una camarera del RMS Olympic, un barco de lujo que era el más grande del momento. Este navío chocó contra el HMS Hawke, afortunadamente no hubo víctimas mortales en el accidente. Un año más tarde, Violet abordó el RMS Titanic, también como camarera.

Este famoso barco chocó contra un iceberg, se partió en dos y se hundió. Esta chica logró salvarse y ser recatada por el Carpatia. Por último, durante la Primera Guerra Mundial, Violet sirvió de nuevo como una azafata a bordo del HMHS Britannic, un buque hospital. Sin embargo, ese barco aparentemente chocó contra una mina y, con todas las ventanillas abiertas para la ventilación, se hundió rápidamente en el mar Egeo, frente a la isla griega de Kea con la pérdida de 30 vidas.

Violet saltó de un bote salvavidas para evitar ser absorbida por las hélices del Britannic y finalmente fue rescatada, una vez más. Después de la guerra, Violet siguió trabajando de azafata. Muchos años más tarde, en 1971, murió de insuficiencia cardíaca.

La mujer que ha sido atacada por cinco huracanes

Melanie Martinez había perdido cuatro casas en los últimos 50 años, luego del huracán Betsy (1965), Juan (1985), George (1998) y Katrina (2005), pero seguía obstinada con quedarse a vivir en Louisiana, Estados Unidos. Conmovidos por su historia, el canal de televisión A&E le regalo una remodelación de más de 20 mil dólares para su nuevo hogar. Su suerte parecía haber cambiado, pero tan solo unos meses después su casa fue afectada por un huracán de categoría uno, que destruyó el hogar. Debido a esto ha sido considerada la mujer más desafortunada de los Estados Unidos.

Mordido por una serpiente, alcanzado por un rayo y atacado por un tiburón

Erik Norrie no es ajeno a los acontecimientos inusuales. Después de casi morir por un ataque de tiburón, dijo a la prensa que él también había sido alcanzado por un rayo y había sufrido una mordedura de serpiente de cascabel.

Se encontraba haciendo pesca submarina en las Bahamas, el 29 de julio 2013, cuando un tiburón se acercó por detrás y le mordió un pedazo de la parte posterior de la pierna. Gracias a la ayuda de su padre logró llegar al hospital más cercano en donde fue atendido luego de perder grandes cantidades de sangre.

El británico que ha sufrido más de 16 accidentes graves en su vida

“Calamidades John”, como algunos lo llaman, es un limpiador industrial de 54 años de edad, que podría ser el hombre más desafortunado de Gran Bretaña, según la prensa de su país. John Lyne ha tenido una vida llena de accidentes, e incluso ha llegado a sufrir dos accidentes al tiempo. Cuando era niño, cayó de un caballo y fue atropellado por una camioneta.

De adolescente, se rompió el brazo al caer de un árbol. A su regreso del hospital, su autobús se estrelló y se rompió el mismo brazo en otro lugar. La fecha, por supuesto, fue el viernes 13. Luego, en 2006, su historia llegó a los periódicos luego de caer en un hoyo en el trabajo.

Robado, apuñalado, mordido por dos serpientes y electrocutado por un rayo

John Wade Agan fue noticia en 2011, después de ser alcanzado por un rayo mientras utilizaba un teléfono fijo de su casa en Florida. Años antes, cuando Wade tenía 47 años de edad, fue robado con una pistola mientras conducía su taxi y lo encerraron durante varias horas en el maletero de su automóvil. También sufrió lesiones tras ser apuñalado en el pecho con un cuchillo de carnicero en 2008 y en 2009 , aseguró que fue mordido por dos serpientes a la vez .

Enterrado vivo para no atraer los rayos

El ejército colombiano se ha visto obligado a prescindir de un soldado por una difícil condición, atrae a los rayos. En los últimos 6 meses el hombre ha salido ileso de cuatro descargas. El médico le ha prescrito una curiosa cura: enterrarlo hasta el cuello.

Según el canal de noticias ‘Uno’ de Colombia, todo empezó cuando sobre Alexander Mandón, que servía en el batallón de Infantería Rifles en Cartagena, en el norte de Colombia, cayó un primer rayo.

A pesar del incidente, el hombre sobrevivió y continuó con sus operaciones rutinarias, semanas más tarde otras dos descargas eléctricas cayeron sobre él y sus compañeros, por lo que su comandante, asustado por la ‘reincidencia’ de los rayos, lo retiró del servicio para evitar la electrocución de todo su pelotón.

Mandón, de 20 años, se marchó a su casa, en la localidad de Sampués, donde las tormentas eléctricas se desatan con menos frecuencia. Sin embargo, un día de lluvia, un cuarto rayo lo alcanzó mientras se dirigía al trabajo, dejándolo inconsciente en el suelo. La solución, enterrarlo hasta el cuello.