Ayer Madonna estuvo en la Ciudad de México para la inauguración de su gimnasio ‘Hard Candy’, el primero en todo el mundo. La cantante, además, dio una clase de baile de 25 minutos a un grupo de miembros seleccionados del gimnasio. Aunque muchos de los asistentes se quejaron de que no pudieron ver a la diva de cerca como se les prometió, hubo algunos que tuvieron trato VIP.
Nuestro Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, estuvo presente en la inauguración junto con su esposa Mariagna Pratts, e incluso le dio a Madonna una medalla y un pergamino que la reconocen como “Visitante Distinguida” de la Ciudad de México.
Suertudo Ebrard que pudo saludar a Madonna, porque la mayoría de los asistentes (casi todos miembros del gimnasio) dijeron que la reina del pop rápidamente se metió en el área VIP al terminar su clase de baile; en la otra área no sirvieron bocadillos ni se atendió a los invitados, y mucho menos pudieron ver a Madonna de cerca y convivir con ella. Ni modo, hay privilegios que solo se obtienen al ser Jefe de Gobierno. ¿A poco no?