Morena está en contra de los proyectos de infraestructura en el Distrito Federal que beneficiarán a más de medio millón de personas al día. Con su argumento trillado y sin fundamento, el partido ha mostrado su rechazo a la construcción del Tren Interurbano, el deprimido de Mixcoac, el Corredor Chapultepec y la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).
Llevar la contra es su único propósito, César Cravioto, líder del partido en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal declaró que “el GDF está haciendo inversiones que no son fundamentales para la ciudad, por eso Morena está redireccionando”.
Morena se ha movilizado contra las obras del GDF. Han movilización de los habitantes de la delegación Álvaro Obregón para frenar la construcción del Tren Interurbano que pretende conectar a la capital con Toluca.
Dicho transporte prevé beneficiar a alrededor de 200 mil personas con un ahorro en el tiempo de traslado de 90 minutos, además de reducir las emisiones contaminantes en 34 mil 500 toneladas de CO2, de acuerdo con datos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
También rechazan el deprimido de Mixcoac que permitiría el paso continuo sobre Circuito Interior con 34 kilómetros de tránsito sin semáforos y ayudaría a reducir el tiempo a los 44 mil vehículos que circulan por ese entronque a diario, ya que los automovilistas que se encuentren en avenida Revolución harán 5 minutos a avenida Universidad, 10 a Tlalpan y 20 al aeropuerto.
En cuanto al Corredor Chapultepec, una idea que surgió para rehabilitar desde la calle de Lieja hasta la Glorieta de los Insurgentes ya que la zona está llena de basura, indigentes, puestos ambulantes, además hay inseguridad y embotellamientos, los integrantes de Morena informaron que la obra sólo perjudicaría a los habitantes del lugar; la falta de esta obra afectaría a afectaría a 531 mil 831 habitantes de la delegación Cuauhtémoc.
La rehabilitación hubiera incrementado las áreas verdes y zonas disponibles para la movilidad peatonal y fortalecido el tejido social. Sin plan, pero vecinos ya están en contra
Fuente: La Razón