Michael Douglas, a sus 66 años, ha descrito su lucha contra el cáncer como “un infierno”. Además del agresivo tratamiento médico, Douglas resiente el acoso de los paparazzi afuera de su casa en Nueva York, lo que lo llevó a dejar sus caminatas y encerrarse en su casa para proteger su intimidad.
En los últimos meses, los tabloides han perseguido al actor para tomarle fotos en las que se ve desmejorado y enfermo, y así publican en medios como el National Enquirer que Douglas se debate entre la vida y la muerte. “No leo ese tipo de cosas” dice su esposa, Catherine Zeta-Jones, “lo que me molesta es que está secuestrado en el departamento, pero él está en una curva ascendente“.
Quien ganara un Oscar por la película Wall Street (1987), confiesa que su situación le ha hecho tomar una perspectiva distinta sobre la mortalidad, aunque no ve el cáncer como un asunto de vida o muerte sino como “una enfermedad más de la que uno se cura“.