Sheila Fedrick, azafata de la aerolínea Alaska Airlines, logró impedir que una joven de 15 años fuera vendida al llegar su destino. La mujer de 49 años notó que algo no iba bien entre la menor y su acompañante, pues parecía que ella tuviera miedo, además de que su imagen no era la más impecable comparada con el hombre.
Después de observarlos detenidamente, la azafata decidió acercarse a ambos para preguntar si todo estaba en orden, “la chica parecía como si estuviera viviendo en el puro infierno”, dijo Fedrick. Para evitar sospechas, decidió dejarle a la menor un mensaje en el baño, la respuesta fue inesperada: “necesito ayuda”.
Posteriormente, la joven explicó que el hombre que la acompañaba la había secuestrado para “venderla” y que estaba en contra de su voluntad en el vuelo que iría de Seattle a San Francisco, así que Sheila no dudó y le contó al piloto lo que ocurría para que se diera aviso a las autoridades. Fue así que cuando el avión aterrizó, la policía se encontraba en la terminal esperando el descenso del hombre para capturarlo.
De acuerdo con la azafata retirada Nancy Rivard, fundadora de Airline Ambassadors, esas son algunas de las señales y acciones que se les está inculcando al personal de la industria aérea de Estados Unidos para poder salvaguardar la vida de las víctimas, pero sin poner en riesgo la misma, “les decimos a las personas que no intenten hacer ellas mismas el rescate, ya que ponen riesgo a las víctima y a ellas mismas”, explicó Rivard.