Por Sofi Salazar– “Taaaacooooss, tacooossss de canastaaaa, tacooooos”, grita Francisco Marven con una voz grave, usando un vestido negro corto, acompañado de accesorios coloridos y su largo cabello negro, que llama la atención de cualquiera que pasa por su punto de venta.
Nació en Oaxaca y viene de una familia que se ha dedicado toda la vida a la vendimia, por esa razón, decidió seguir con el negocio de la tradicional comida callejera.
Pero no fue hasta el año pasado, en la marcha gay de la CDMX, que invitó a dos amigos oaxaqueños para que lo acompañaran y él pudiera vender sus famosos taquitos.
“La marcha es un buen lugar porque toda la comunidad siempre está dispuesta a apoyar”, platicó el vendedor de 30 años, “mis amigos aceptaron venir y sugirieron que fuéramos vestidos y arreglados para ese día”.
“Por mi tono grueso de voz y mi vestimenta, empecé a gritar y llamé la atención de muchos”, agregó.
Con el boom de las “ladies” y los “lords“, nace el personaje de “Lady Tacos de Canasta”, que se disparó rápido en redes sociales y no precisamente entorno a una mala noticia.
“Es muy placentero que la gente te conozca sin conocerte, me han llegado a decir ‘¡Sí existes, sí eres real!'”, expresó, “es una bendición bien grande sentir el cariño y la buena vibra de toda la gente que me visita o que, por casualidad, me encuentro en la calle”.
“Mi trabajo se ha vuelto muchísimo más divertido de lo que ya era, amo este oficio, siempre lo digo cuando ando vendiendo en mi bici”.
En su camino, Marven no ha estado solo, ha tenido el apoyo de su familia y de Charly, con quien lleva cuatro años de relación, e incluso le ayuda con la elaboración de los tacos.
“Es un gran compañero de vida y tenemos una hija de cuatro patas llamada ‘Jessyk Monserhat’; somos amantes de la naturaleza y los animales”.
“Creo que hay que respetar, nunca etiquetar y mis padres me han apoyado desde que se enteraron que soy gay; he tenido el respaldo de mis familiares, amigos y el de la gente, y más ahora que soy conocido en internet”.
Entre sus planes está poner un local propio y dejar la vía pública, pero siempre acompañado de su simpático personaje y de quienes lo apoyan en redes sociales.
“Es un camino que tendré que ir labrando poco apoco y espero en Dios poder tener la primer sucursal en el Centro Histórico para todos los turistas y amantes de la buena y tradicional comida callejera, para darles una probadita de nuestra cultura”.
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