El secuestro de Diego Fernández de Cevallos se caracterizó por tres cuestiones:
- La inacción del Gobierno de México. Una semana después de ocurrido, anunció que renunciaba a las investigaciones a petición del ex senador.
- La identidad de los secuestradores. Aún hoy, es desconocida, solo se sabe que se hicieron llamar los Misteriosos Desaparecedores
- La poca desestabilización generada en la vida pública mexicana. El presidente Felipe Calderón ni siquiera lo mencionó en su informe de gobierno anual.
Tras reportarse la desaparición, la familia del abogado emitió un comunicado en el que pedía a los secuestradores que se pusieran en contacto con ellos, para iniciar las negociaciones. El 20 de mayo, seis días después, circuló por internet una fotografía del Jefe Diego con los ojos vendados, el torso desnudo y sosteniendo un letrero ilegible. El 26 de julio y 13 de septiembre circularon otras fotografías, en las que aparecía con ejemplares de la revista Proceso.
El secuestro de Fernández de Cevallos demuestra la situación de descontrol total del Gobierno de México, agitado por la violencia del crimen organizado y el narcotráfico. “Si Diego no está seguro, quién podrá estarlo“, es la frase con la que se resume la situación.
Artículo completo en El País.