Un plan “ambicioso pero viable, así es como la ONU califica a sus intenciones de poner fin a la epidemia del sida en 2030, de acuerdo con Luiz Loures, director ejecutivo adjunto de Onusida, un programa de Naciones Unidas para combatir dicha enfermedad.
Loures es participante de la IV Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de Personas LGBTI, evento que se desarrolla en Latinoamérica por primera vez y que se da en un momento importante para la región en cuanto al sida y VIH.
De acuerdo con Onusida, en los últimos cinco años, el número de muertes vinculadas a esta enfermedad se ha reducido en un 26%.
Sin embargo, durante 2015, 2.1 millones de personas fueron infectadas con VIH al rededor del mundo y más del 90% son trabajadores sexuales, consumidores de drogas inyectables, presos, transexuales, homosexuales y sus parejas.
El último informe de la entidad señala que los hombres homosexuales representan 30 % de los nuevos contagios del VIH en América Latina, un dato que Loures achaca a la discriminación.
“La epidemia sigue creciendo entre hombres gays, entre la población Lgbti. Es la única epidemia del sida que crece en todo el mundo y esto demuestra claramente que tenemos el progreso biomédico en cuanto al tratamiento del sida, pero no avanzamos en cuestiones como la discriminación, que impide el acceso a servicios de prevención y a la expansión de los servicios de tratamiento”, mencionó.
La discriminación en contra de infectados comienza “dentro de los propios servicios de salud”, y también se presenta en espacios de trabajo, escuelas y otros lugares, lo que se traduce en menos acceso a información para prevenir la enfermedad, así como en la disminución de métodos anticonceptivos.
“Sabemos que hay poblaciones que por alguna razón tienen que vivir escondidas. Son poblaciones de mayor riesgo al contagio con VIH”, declaró Loures.
“Es una cuestión social que hoy nos impide atender a esta población de una forma equitativa. Esto es un problema central en el que hay que avanzar en agendas más amplias desde el punto de vista de desarrollo de nuestros países. La agenda para el desarrollo promovida por la ONU se fija entre sus metas al poner fin a la epidemia del sida en 2030, un objetivo ambicioso pero viable”, de acuerdo con Loures.
“Hay que buscar una atención mucho mayor a la prevención y a las cuestiones estructurales que limitan el acceso de la gente a la información y, consecuentemente, a la reducción del número de infecciones. Se puede alcanzar la meta, pero tenemos que cambiar y tenemos que hacer mucho más desde el punto de vista de los recursos”, apuntó.
El funcionario dijo que en su opinión, América Latina es puntero en muchos de los campos vinculados a la enfermedad “principalmente en cuanto al tratamiento”.
“La proporción de gente en tratamiento en los países latinoamericanos es la más alta del mundo, pero nos enfrentamos al problema del crecimiento del número de nuevas infecciones, principalmente entre las poblaciones más vulnerables y particularmente en Latinoamérica entre hombres gays”, abundó.
Aprovecho para mencionar que Uruguay es un ejemplo a seguir para todos los países del mundo gracias a su política de inclusión y su implementación en el sistema de salud y educación.
“La epidemia no está resuelta. Sigue creciendo en la región y en este sentido tenemos que cambiar la forma en que respondemos al sida el Latinoamérica, urgentemente”, destacó Loures, quién subrayó en la importancia para los jóvenes en hacerse exámenes para descartar esta enfermedad.