El Papa Francisco visitó el campo de concentración de Auschwitz y de exterminio de Birkenau, donde hizo un silencioso recorrido sólo en compañía de un pequeño grupo de medios de comunicación internacionales y una delegación vaticana.
A pie y a bordo de un coche eléctrico, Francisco recorrió las calles del lugar donde los nazis acabaron con más de 1 millón de vidas y las de 6 millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
El patio donde reunían a los condenados de muerte fue su primera parada; ahí besó uno de los postes de madera donde hacían las ejecuciones.
Después se trasladó al bloque 11, a las celdas subterráneas. El Papa conoció a un grupo de 11 supervivientes de aquel lugar.
Aunque no dio ningún discurso, dejó un breve mensaje escrito en el libro de honor de Auschwitz:
“Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor, perdón por tanta crueldad”.