“Soy una gata, me di cuenta que soy una gata desde que tenía 16 años”. Menciona Nano
La chava cuenta que después de varias revisiones médicas, los doctores le confirmaron que, sorprendentemente, tiene síntomas que sólo tienen los gatos.
Así, Nano gatea, maulla y se espanta cuando ve pasar a un perro. Y todo eso, afirma, por instinto…
Su sensibilidad y percepción van desde escuchar el rodar de las maletas en la tierra, objetos que tintinean en bolsillos, hasta cuando una persona trae hielo en la suela de sus zapatos.
“Nací la especie equivocada. Odio el agua, mi instinto se activa cuando me lavo la cara. Es obvio que soy una gata, por eso ronroneo y maullo”.