El 12 de enero de 2010 el mundo se conmocionó al ver las imágenes de Haití, el pequeño país en el Caribe, devastado por un terremoto de 7 grados en las escala de Ritcher. Hoy, exactamente un año después, el panorama es aún peor.
Según agencias de ayuda, apenas el 5% de los escombros se ha removido, y este año se calcula que solo se va a levantar el 40%. Más de un millón de personas siguen viviendo en campamentos improvisados a la intemperie. Las violaciones a los derechos humanos están a la orden del día.
La comunidad internacional parece haberse olvidado de Haití; la comisión interina para la reconstrucción, liderada por Bill Clinton, no ha dejado de interponer quejas por la excesiva burocracia que impide que el dinero de la comunidad internacional llegue a su destino.
A esto se suma la crisis política desatada por las elecciones del pasado 28 de noviembre, consideradas fraudulentas y que ocasionaron violentas movilizaciones en todo el país. Y, además, una epidemia de cólera que acabó con la vida de más de 3 mil personas.
Foto principal: Wired