El nombre de la empresa es Refinerías Unidas de México, y está representada y coordinada por Marco J.A. Espinosa Ochoa, quien ha celebrado alianzas y convenios con empresas internacionales como es el caso de CBRE, de Estados Unidos, principal codesarrollador del proyecto, y su aportación es que son propietarios de alta tecnología en refinación.
De acuerdo con el plan maestro del proyecto, se está planteando que sean refinerías modulares que utilicen petróleo mexicano, tipo Maya, que se compraría a Pemex o a su ente comercial PMI. Cada una de las instalaciones tendría una capacidad de hasta 60,000 barriles diarios y su ventaja tecnológica es que puede crecer de manera modular.
El consorcio tiene definidos, hasta ahora, al menos ocho sitios en donde podrían construirse las nuevas instalaciones: Cadereyta, Nuevo León; Campeche, Campeche; Dos Bocas, Tabasco; La Cangrejera/Minatitlán, Veracruz; Lázaro Cárdenas, Michoacán; Manzanillo, Colima; Salina Cruz, Oaxaca; Tula, Hidalgo, y Tuxpan, Veracruz.
Fuente: El Economista