Considerado un mexicano internacional que supo mezclar la tradición con la vanguardia pictórica de su tiempo, Rufino Tamayo dejó a la posteridad un vasto legado artístico pero también el ejemplo de alguien que vivió por y para la pintura.
No en vano repetía a sus discípulos: “Si te gusta pintar, pinta todos los días y si puedes ocho horas diarias“.
Al cumplirse 24 años de su muerte, el renombrado artista plástico es recordado como creador de una poética única e inédita en la historia del arte moderno en nuestro país.
La vigencia de su obra está presente en las múltiples exposiciones con las que es evocado en el museo que lleva su nombre y en las subastas de arte, donde sus pinturas son valuadas en cientos de miles de dólares.
Tamayo nació en Oaxaca el 25 de agosto de 1899.