Conocemos como ‘déspota’ a aquel que se comporta de forma tirana hacia los demás y abusa de su poder o autoridad.
Etimológicamente proviene del griego ‘despotēs’ y se utilizaba simplemente para referirse a un señor, amo o soberano, sin que esto tuviese que significar que éste se comportase de la forma anteriormente descrita.
Durante el Imperio Bizantino (del siglo IV al XV) se utilizó la palabra déspota para aplicarse al emperador y a aquellos miembros de la familia imperial bizantina que tenían posesiones y personas bajo su cargo.
Evidentemente, no siempre esos déspotas se portaban correctamente con el pueblo y personas a su servicio, motivo por el que paulatinamente el vocablo fue cada vez haciéndose más popular en el sentido de aquel que abusa de su poder o autoridad.
Las primeras referencias en castellano a la palabra, en la forma ‘déspoto’, las encontramos en un escrito del siglo XVI del historiador palentino Gonzalo de Illescasque se refiere de ese modo al rey de Rusia. Pero no fue hasta bien entrado el siglo XIX en el que se comenzó a utilizar el término ‘déspota’ en el sentido que hoy en día le damos.
Fuente: 20 Minutos