Sales de tu casa rumbo al gimnasio y en la esquina te encuentras a tu amigo gay al que no ves hace años. Ofrece llevarte así que subes a su coche, te quita una pestaña antes de saludarte de beso y se van. No pasa nada, pero si alguien ve eso sin contexto alguno, lo que entiende es que saliste de tu casa vestida -convenientemente- de ropa deportiva y te subiste al coche de un tipo que no es tu marido, que te acarició antes de irse.
Un comportamiento inocente puede desatar inseguridades que no conocías. Obviamente no estoy diciendo que tengas que vivir atormentada(o) y cuidando cada paso que das, para no despertar los celos del monstruo que vive contigo. (Si es así, cava un túnel y escapa al CAVI más cercano. A lo que me refiero es que la confianza se construye de pequeños detalles.
Si viviste algo como lo que planteé al principio, platícale a tu pareja cuando llegues y acuérdate que un mensajito de vez en cuando, sin caer en reportarle cada movimiento del día, hará sentir a la otra persona que la tomas en cuenta. Siempre es mejor que te diga “no me tienes que explicar esas cosas” a que tenga duda alguna.
Les dejo un ejemplo de cosas buenas que parecen malas.
¿Alguna vez les ha pasado algo así?