Cerca de 200 presuntos simpatizantes del gobierno venezolano tomaron ayer por la fuerza la Asamblea Nacional, atacaron con tubos y objetos contundentes a congresistas y empleados.
El saldo después de los ataques fue de 12 heridos. Se lanzaron bombas de estruendo durante la tarde frente al Palacio Legislativo. Desde las dos entradas al recinto también se lanzaban consignas contra la oposición: “¡Asesinos!”, “¡Terroristas!”, “¡No van a salir, van a tener que comerse las alfombras!”, se escuchaba entre los invasores del lugar.
Los hechos fueron condenados por la comunidad internacional.
Algunos manifestantes con los rostros cubiertos con telas negras sacaron pistolas e hicieron disparos al aire mientras otros lanzaban gases lacrimógenos y fuegos artificiales. En un intento por defenderse, algunos empleados del Congreso utilizaron extintores. Tras una intensa golpiza, los guardias nacionales que custodian la instalación sacaron a los manifestantes.
Oswaldo Rivero, conductor de un programa nocturno de la televisora estatal e integrante de un grupo pro oficialista, asumió la responsabilidad de la toma de los alrededores de la Asamblea Nacional y dijo en un video difundido en Twitter que la acción forma parte de una protesta en contra de “los que nos han escondido la comida, los que están haciendo actos terroristas, los que vienen haciendo actitudes en contra del pueblo, que están saqueando, que están quemando”.
El canciller mexicano Luis Videgaray dijo que la agresión al Legislativo es inaceptable: “En una democracia, la división de poderes es un principio esencial, insustituible… el que se desconozca la autoridad del Poder Legislativo venezolano… es algo absolutamente inaceptable”.