El suceso tuvo lugar los primeros días de julio en la costa de Long Island, Nueva York, cuando este ejemplar de tiburón mako saltó a la borda de una embarcación con el fin de liberarse de un anzuelo.
El animal, con la boca ensangrentada, da movimientos bruscos intentando liberarse y romper los barrotes para saltar de vuelta al agua. “Dios mío, ha saltado al barco”, se puede escuchar a una mujer en la grabación, mientras se oyen risas de fondo y a un hombre preguntarse cómo es posible que el tiburón pudiera acabar ahí frente a ellos.
Finalmente, y tras un corte en la grabación, este fatal accidente se resolvió con el tiburón de vuelta al agua. Una vez el animal quedo colgando por el borde el barco, el capitán cortó la cuerda que lo ataba y lo devolvió a su hábitat.