Se trata de un fenómeno en Estados Unidos; son niñas de 3, 4, 7 y hasta 1 año de edad maquilladas y desfilando en pasarelas.
El premio: algunos miles en efectivo −que generalmente acaban en la cuenta bancaria de sus padres−y ser considerada una belleza.
Psicólogos alertan sobre el daño emocional que esta vida puede causar en una infante. Las niñas son sometidas a rigurosas rutinas de entrenamiento.
Algunas incluso ven cambiar su aspecto con dentaduras postizas, tintes y bronceados falsos. Maquillaje y ropa de adulto es lo que tendrán estas pequeñas durante lo que debieran ser sus años de juego.
En contraste, las madres de las concursantes suelen lucir un físico descuidado y padecer sobre peso. Los especialistas apuntan sobre el peligro que corren las niñas al tener que satisfacer los deseos frustrados de sus madres, quienes hacen del triunfo de sus hijas en certámenes de belleza una cruzada personal.