Este lunes fue otorgado el Premio Nobel de Medicina 2017 a tres estadounidenses: Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael Young.
Estos tres científicos descubrieron los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano, sus descubrimientos explican cómo las plantas, los animales y los seres humanos adaptan su ritmo biológico para que se sincronice con las revoluciones de la Tierra.
Por su trabajo hoy se sabe que los seres vivos portan en sus células un “reloj interno”, sincronizado con las vueltas de 24 horas que da el planeta Tierra.
Algunos fenómenos biológicos, como el sueño, ocurren rítmicamente alrededor de la misma hora del día, gracias a este reloj interior.
Los científicos ganadores del Premio Nobel de Medicina 2017 llegaron a sus conclusiones partiendo de la sugerencia, que en 1729, hizo el astrónomo francés Jean-Jacques d’Ortous quien observó el caso de unas plantas cuyas hojas se abren durante el día hacia la luz del Sol y se cierran al atardecer.
Descubrió que el ciclo se repetía incluso en una habitación a oscuras, lo que sugería la existencia de un mecanismo interno.
Otra de las bases las generó, en 1971, Seymour Benzer del Instituto de Tecnología de California, realizó un experimento con moscas, a las que indujeron mutaciones en su descendencia con sustancias químicas.
Algunas de estas nuevas moscas presentaban alteraciones en su ciclo normal de 24 horas. En unas era más corto y en otras era más largo, pero en todas ellas estas perturbaciones se asociaban a mutaciones en un solo gen.
Los ganadores de este año también utilizaron moscas en para aislar aquel gen, bautizado como “periodo” y asociado al control del ritmo biológico normal.
Posteriormente, revelaron que este gen y otros se autorregulan a través de diferentes proteínas generando oscilaciones de 24 horas. Confirmaron que cada célula tenía un reloj interno autorregulado.
La comunidad científica ha constatado la importancia de este mecanismo en la salud humana.
Este reloj interior está implicado en la regulación del sueño, en la liberación de hormonas, en el comportamiento alimentario e incluso en la presión sanguínea y la temperatura corporal.
La comunidad científica sabe ahora que estos guiones moleculares “alrededor del día” surgieron muy pronto en los seres vivos y se conservaron a lo largo de su evolución. Existen tanto en formas de vida de una sola célula como en organismos multicelulares, como hongos, plantas, animales y seres humanos.