El departamento de Justicia de Estados Unidos acusa a trece ciudadanos y tres compañías rusas de interferir en las elecciones presidenciales de 2016.
De entre ellos, tres fueron acusados de conspiración para cometer fraude electrónico, mientras que cinco fueron acusados de robo de identidad.
El anuncio fue hecho por la oficina del fiscal especial Robert Mueller, quien investiga la presunta interferencia rusa en los comicios estadounidenses.
Se presume que algunos de los acusados usaron sistemas informáticos en Estados Unidos para ocultar el origen ruso de sus actividades.
“Haciéndose pasar por individuos de Estados Unidos y creando perfiles falsos en Estados Unidos, operaban páginas de redes sociales y grupos diseñados para atraer a audiencias estadounidenses”, acusan en el documento judicial hecho público este viernes.