Al igual que el punto G, el punto P comparte el hecho de ser un área sensible que –al estimularse– produce una sensación de placer y orgasmo. En la zona que está en contacto directo con la próstata, en la parte inferior del recto, se encuentra el llamado Punto G de los hombres, aunque debiera llamarse Punto P, precisamente por su ubicación.
La próstata es un órgano glandular del tamaño de una nuez que se encuentra debajo de la vejiga y delante del recto. Su función es segregar y producir el líquido seminal que protege y nutre a los espermatozoides. Es ahí donde el hombre encuentra su mayor estimulación debido a que contiene abundantes terminaciones nerviosas y por ser muy sensible al tacto.
Sin embargo, a muchos hombres les causa temor la forma de acceder al punto, pues únicamente puede llegarse a él por medio del tacto interno. Quizá por tabú, muchos hombres heterosexuales siguen negándose a este placer, llegando incluso a rechazar los exámenes de próstata.
Pero, la buena noticia es que existe una forma de estimulación externa: se logra presionando o masajeando la zona del periné, situada entre el ano y los testículos. Aquí también se encuentran terminales nerviosas; aunque, si se ejerce mucha presión, el placer deja de serlo y se convierte en molestia.