A sus 26 años, Raúl encontró una ampolla en su pie, o al menos pensó que eso era, hasta que notó que comenzó a expandirse por todo su pie.
Al notar esto el joven de 26 años acudió a una clínica en donde después de realizarle varios estudios determinaron que se trataba de un parásito que se alimentaba de su carne, y que de llegar a su sangre podía ser fatal, por lo que de inmediato fue intervenido quirúrgicamente.
Sin embargo, a pesar de que los doctores intentaron sacar la mayor cantidad de bacterias, “tuvieron que amputar su pie para salvar su vida”, relata The Washington Post”, y señalaron que esta bacteria pudo entrar a través de una herida en una uña encarnada.
Ahora la familia de Raul busca la manera de poder comprarle una prótesis por lo que abrieron una cuenta en GoFoundMe.