“¡Me hago, me gana! Pero no puedo ir al baño”… Cuántas veces lo has hecho. Sin duda ni la cuenta llevas. Sin embargo, estás dañando tu organismo.
Sentimos ganas de ir al baño cuando la vejiga, que está llena de pequeños receptores, se llena y envía un mensaje a nuestro cerebro de que está en su máxima capacidad.
Cuando recibimos este mensaje, podemos optar por ir al baño o resistir. ¿Qué estamos haciendo exactamente con nuestro cuerpo cuando retenemos toda esa orina?
La capacidad normal de la vejiga es de unas 2 tazas de líquido. Puede estirarse para contener más que esto, pero hacerlo con demasiada frecuencia puede ser peligroso.
Consecuencias
Si lo haces eventualmente no hay mayor problema, pero si lo haces seguido te afectará. Estos son algunos posibles efectos secundarios:
1. Dolor
Puedes sentir dolor en la vejiga o los riñones. Los músculos también pueden permanecer parcialmente apretados después de que se libera la orina, lo que puede provocar calambres pélvicos.
2. Infección del tracto urinario
Mantener la orina durante demasiado tiempo puede hacer que las bacterias se multipliquen. Esto puede conducir a una infección del tracto urinario. Esto puede causar que las bacterias se propaguen a través del tracto urinario, lo que lleva a una infección. Entre los síntomas se encuentran: sensación de ardor o escozor durante la micción, orina fuerte o fétida u orina sangrienta/muy oscura.
3. Daño a los músculos del suelo pélvico
Uno de estos músculos es el esfínter uretral, que mantiene la uretra cerrada, para evitar que la orina se escape. Dañar este músculo podría provocar incontinencia urinaria.
4. Piedras en el riñón
La retención en la orina puede hacer que se formen cálculos renales en personas con antecedentes de la afección, o personas que tienen un alto contenido de minerales en la orina.
La próxima vez que tengas ganas de ir al baño, no esperes a que termine el programa de tv o dejes de chatear con los amigos, tu vejiga te lo agradecerá.
Con información de Muy Interesante.es