Los restos de la poeta Sor Juana Inés de la Cruz serán analizados por científicos mexicanos con el fin de despejar las dudas sobre si estos sí pertenecen a la escritora y de decidir el lugar al que serán enviados para reposar, dijo Carmen López-Portillo, rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
De acuerdo con López-Portillo, los restos deben permanecer en el Claustro (antiguo convento de monjas jerónimas donde escribió comedias y versos), ya que fue ahí donde la poeta decidió vivir y morir. Aunque se discute si deberían enviarlos a la Rotonda de Hombre Ilustres (ubicado en el DF) o a Nepantla, donde vivió su infancia (cercanías de la Ciudad de México).
La osamenta afloró en unas excavaciones y, diferenciadas por su nivel, estructura y medidas, así como con los restos de un medallón, se supuso que pertenecía a Sor Juana. Los restos se descubrieron en 1978 por el doctor Arturo Romano Pacheco, quien tiene interés en demostrar su autenticidad, explicó la rectora.
Tomando en cuenta sus características físicas, sus medidas antropomórficas y las enfermedades que había sufrido, un estudio mostró coincidencias con los retratos de Sor Juana.
Se comparará el ADN de los restos con el de los descendientes de su hermana o con sangre plasmada en documentos.