Anualmente se reportan alrededor de 75 ataques, lo que es extremadamente reducido comparado con el número de personas que entran en el mar en un año y que también de todos los ataques registrados una pequeña porción termina en fatalidad.
Muchas veces estos ataques son producidos por “curiosidad” debido a que la manera de “conocer” e “investigar” de los tiburones es morder para saber si es comestible o no.
- Ataques provocados:
Estos ataques como su nombre lo indica, ocurren por provocación de la persona, muchas veces al tratar de tocar un tiburón, al darle de comer o al tratar de liberarlo de un anzuelo. - Ataques espontáneos:
Estos ataques ocurren cuando el tiburón es quien actúa primero. - Ataque y huida:
Ocurren cerca de las playas, donde los tiburones generalmente esperan a su presa, peces.
Los tiburones atacan erróneamente a personas ya que confundo el sonido y chapoteo de las personas con los de su presa, en este tipo de ataque el tiburón muerde y se aleja rápidamente.
Por lo general son afectados brazos y piernas y muy pocos han sido ataques fatales. - Ataque furtivo:
Se producen en aguas profundas.
La víctima no llega a ver al tiburón antes del ataque.
El resultado pueden ser heridas graves e incluso la muerte, máxime si el tiburón vuelve a atacar. - Golpe y mordida:
Ocurren cuando el tiburón rodea a la víctima describiendo una trayectoria circular, embistiéndole con su cabeza o cuerpo antes de morder.
Como en el ataque furtivo, el tiburón puede atacar repetidas veces a la víctima y causar heridas muy graves o mortales.