Todos los seres humanos – a excepción de Alfred Hitchock, pero esa es otra historia – tenemos ombligo, sin importar la raza, religión o nacionalidad.
Pero esta muy peculiar parte del cuerpo tiene más aristas de las que parece a simple vista; de hecho, tiene unas historias bastante interesantes.
- En los años dorados del cine, enseñar el ombligo (femenino) en pantalla era considerado como una provocación sexual. Así, Hedy Lamarr lo tuvo que ocultar en ‘Sansón y Dalila’ (1940) con pieles y joyas, igual que Carole Landis en ‘Hace un millón de años’ de 1932, quien lo cubrió con un traje de baño de piel. La primera vez que se vio un ombligo femenino en la pantalla fue en 1964, cuando Raquel Welch protagonizó una nueva versión de esta película.
- ¿Alguna vez has pensado que el tortellini tiene forma de ombligo? Precisamente esta es la idea. La leyenda dice que un posadero italiano vio a la diosa Venus, y quedó tan impresionado por la perfección de su ombligo, que quiso recrearlo a la perfección. Lo único que tenía a la mano era masa de pasta, así que la manipuló hasta que quedó idéntico al de la diosa. De ahí surgió el tortellini, que se se conocen como “ombligos de Venus”.
- Hay muchísimos “ombligos” del mundo, pues muchas culturas consideraban a su territorio como el centro del universo. El nombre de México significa eso: ombligo de la Luna. En el año 400 antes de Cristo, los polinesios bautizaron lo que hoiy conocemos como Isla de Pascua como Te-Pito-0-Te-Henua, que significa “el ombligo del mundo”. Los incas decían lo mismo de la ciudad de Cuzco que, literalmente significa “ombligo”.
- Un importante debate entre los teólogos es si los primeros hombres, Adán y Eva, tenían ombligo. El libro del Génesis, en el que se anuncia su creación, no dice nada al respecto, por eso surgió la controversia: Si no lo tenían, ¿eran humanos imperfectos? Y si lo tenían, ¿para qué les servía? Aún no llegan a una conclusión sobre este importante debate.
- La pelusa en el ombligo tiene una explicación científica. Karl Kruszelnicki, la gran autoridad mundial en esta materia (sí, en serio existe), estudió los ombligos de 5 mil personas y encontró que 2 tercios de ellas tenían pelusa, 1 tercio de las cuales era azul. La cantidad de pelusa depende de la cantidad de vello que tengas en el ombligo, y el color, de la ropa que usas.
Fuente: Quo