Por Rafael Robledo– No fue el final que todos hubiesen deseado pero la WWE, en una de esas decisiones que suele tomar “por el bien del negocio”, fue testigo del fin de la carrera de Mark Callaway como The Undertaker en la empresa.
Mark Callaway debutó en la WWE en 1990, cuando la compañía veía que la gran generación de estrellas de los 80 comenzaba a envejecer y se necesitaban nuevos valores; justo cuando estrellas como Ric Flair, Dusty Rhodes, Ted DiBiase, Hulk Hogan, Ricky Steamboat iban de bajada, The Undertaker llegó encabezando una nueva generación de estrellas que darían brillo a la compañía.
Desde sus primeras luchas como “Kane The Undertaker” (nombre que él mismo desecharía después), Callaway dejó en claro que su impacto sería histórico.
Su imagen, poco a poco fue haciéndose más tenebrosa lo que al público le entusiasmaba, The Undertaker se confirmó poco a poco como un baluarte de la WWE (entonces WWF); su primer campeonato le llegó muy pronto (un año después de su debut) y así de rápido también lo perdió: sin embargo su importante carrera empezaba a despegar.
Reinventándose según las necesidades de la empresa y sus propios gustos, The Undertaker consagró su carrera obteniendo el campeonato mundial en 1997 año en que comenzó una rivalidad con otra superestrella a la que años después tendría la oportunidad de retirar: Shawn Michaels.
A fines de los 90, el guión de un hermano creído muerto que regresaba por venganza, le funcionó tan bien a la WWE, que logró resposicionar la carrera de Callaway y rescatar la de Glenn Jacobs (Kane); a la fecha los aficionados recuerdan la rivalidad y el equipo que formarían como los “Hermanos de la Destrucción”.
The #Undertaker sits up once again after being defeated by @WWERomanReigns at #WrestleMania… pic.twitter.com/pCLLTQGqZn
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Durante la Era de la Actitud, Callaway dejó de lado las referencias a su papel como enterrador y tuvo una actitud de pandillero que lo llevó a cambiar su imagen y recortar su cabello. El cambio fue bien aceptado pero el público seguía añorando al enterrador con poderes sobrenaturales mismo que regresó para el XX aniversario de Wrestlemania en 2004.
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Durante más de una década y con un contrato que le permitía tener actuaciones más esporádicas que el resto del elenco, Callaway fue haciéndose del título de leyenda. Sin embargo, el tiempo comenzaba a pasar.
De 2009 a 2012, protagonizó cuatro batallas memorables en Wrestlemania; dos veces contra Shawn Michaels y dos veces contra Triple H, retirando al primero y al segundo envíandolo a labores más administrativas en la empresa. Fueron los tres últimos baluartes de la “Era de la Actitud” (el periodo entre 1997 y 2003 que había impulsado las finanzas e influencia de la WWE a nivel mundial).
En 2014, perdió su racha invicta en Wrestlemania ante Brock Lesnar, un feroz competidor con quien, si bien no lo vinculaba una relación personal, era reconocido por el propio Callaway como un tremendo atleta.
Finalmente la noche de este 2 de abril de 2017, The Undertaker perdió contra Roman Reigns, uno de los nuevos talentos de la empresa a quien el propio Callaway decidió darle el honor de retirarlo.
Gracias #Undertaker!!
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La WWE pierde así toda una era, un cuarto de siglo de una superestrella a la que le deben mucho: el exitoso paso de la generación clásica a los nuevos valores de los 90 y que supo cargar a la empresa sobre sus hombros brindando todo lo que tenía en cada lucha.
Callaway fue fiel a la WWE; la empresa y los fans le deben mucho, sobretodo ese profesionalismo y compromiso de un atleta que sabe que lo primero es ser profesional para salir y entregarlo todo en el cuadrilátero. Gracias Mark, gracias a The Undertaker.