La columna de Carlos Loret de Mola en El Universal.
—¿Cómo está?— preguntó casualmente este reportero al gobernador saliente de un estado asediado por el narco.
La respuesta no fue casual. El mandatario levemente echó para atrás la cabeza, alzó los ojos hasta donde alcanzaron, inclinó un poco el cráneo como quien pide clemencia, puso gesto de hartazgo y dijo suplicante:
—Ya pítale, árbitro.
Desde hace tres meses hay diez políticos mexicanos que ostentan el título de gobernador electo. Y hay otros diez que llevan casi un sexenio gobernando. Unos no terminan de llegar, los otros no terminan de irse.
Los gobernadores entrantes tienen realidades bipolares: son delfines del mandatario saliente al que tienen que someterse o son sus férreos opositores y llevan semanas poniendo cara de demócrata cada vez que un asunto demanda juntar al “viejo” y al “nuevo”. La mayoría de los que están de salida ya quieren “que pite el árbitro” el final del partido, antes de que se les descomponga peor.
La espera más crítica es la del gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, apadrinado por el actual gobernador Félix González Canto: hará una transición de ¡nueve meses! Ganó su elección el 4 de julio de 2010 y toma posesión hasta el 5 de abril de 2011.
En Tamaulipas —donde las investigaciones oficiales apuntan cada vez más a Los Zetas como presuntos asesinos del candidato a gobernador, Rodolfo Torre Cantú, con el supuesto objetivo de “complicar la plaza” al cártel del Golfo—, Egidio Torre cumplirá medio año “calentando” antes de entrar en relevo de Eugenio Hernández, para intentar gobernar el estado con mayor dominio del narcotráfico en el país.
Ha de ser francamente incómodo para Gabino Cué esperar cinco meses antes de sustituir en Oaxaca al priísta Ulises Ruiz, y tener que coordinarse y salir en la foto con quien fue no sólo su rival político, sino su perseguidor y peor enemigo. Igualito le pasa a Rafael Moreno Valle, que ganó en julio y toma posesión en febrero del siguiente año en la Puebla de Mario Marín. Y también a Malova, quien sustituirá a su acérrimo adversario Aguilar Padilla hasta enero.
En Tlaxcala, González Zarur recuperó para el PRI lo que por 12 años tuvieron dos escisiones priístas: Sánchez Anaya por el PRD y Héctor Ortiz por el PAN. Pero para tomar el control, la “banca” es de más de medio año. Dos delfines, Javier Duarte en Veracruz y Jorge Herrera en Hidalgo, aguantarán cinco meses. El caso de Aguascalientes es peor porque ni gobernador electo hay, a 100 días de terminadas las elecciones.
Estas prolongadas esperas crean una disfuncionalidad en el sistema político porque, en la práctica y en la mayoría de los casos, ya todos los actores de poder prefieren tratar con el futuro que negociar con el pasado, aunque le queden meses y meses de presente.
SACIAMORBOS
Viene otro frente de encontronazo Calderón-Peña Nieto. El 15 de septiembre, la TV Mexiquense (canal 34) interrumpió el Grito del Presidente de la República para difundir la ceremonia del gobernador. La Secretaría de Gobernación abre proceso en su contra por interrupción de cadena nacional. El 34 se defiende diciendo que nunca le notificaron oficialmente la cadena nacional. El asunto se va a tribunales.