En el siglo XIX surge una nueva rama de la ciencia: la química de los productos naturales. Consiste en aislar e identificar los principios activos con actividad farmacológica potencial a partir de diversas fuentes naturales, como vegetales y microorganismos terrestres.
Existen remedios sin ningún fundamento científico que se transmite de generación en generación. Son una especie de trucos o ritos que se mantienen entre la fe y la tradición ancestral.
5 casos que te pueden ayudar en caso de tener a la mano verduras, plantas y actitud para mejorar tu estado de salud¡¡¡
Contigo ajo y cebolla
La sabiduría popular afirma que para curar un catarro basta con dormir junto a un plato con ajo o cebolla picados.
La explicación científica: el característico olor de estos vegetales es debido a la presencia de moléculas que contienen azufre, las que tienen un efecto muy parecido al de las sulfamidas (importante agente contra infecciones).
Los compuestos presentes en estos alimentos son volátiles y por eso no es probable que se puedan asimilar a través de las vías respiratorias. Pero esto no es todo.
Además, el ajo y la cebolla son eficaces contra enfermedades bastante más serias como la arterioesclerosis, ya que contienen principios activos capaces de inhibir la agregación plaquetaria responsable de la formación de los coágulos característicos de esta enfermedad.
Ortigas contra las hemorragias
Cuando las ortigas entran en contacto con la piel, los ‘pelos‘ que pueblan sus hojas liberan ácido fórmico e histamina. Este último es uno de los agentes químicos que emplea el organismo para estimular, además de los centros nerviosos del dolor, las glándulas mucosas y las plaquetas de la sangre encargadas de formar agregados y restaurar capilares sanguíneos, lo que las hace efectivas para frenar hemorragias.
Regaliz para el estómago
Se considera que la planta es un magnífico remedio frente a la hiperacidez estomacal y en el cuidado de las úlceras. Esto es debido a que presenta un principio activo, la glicirrina, que estimula la secreción mucosa que recubre las paredes del estómago y las protege frente a los efectos de los jugos gástricos.
Pimienta calmante
Cuando el organismo está sometido a situaciones de intenso dolor, el cerebro libera endorfinas, unos compuestos endógenos que se encargan de regular internamente el dolor, limitando la transmisión del impulso nervioso y reduciendo así la percepción que tenemos de él.
Este es precisamente el sofisticado mecanismo que convierte a la pimienta en un eficaz calmante natural, ya que el intenso ardor que produce en la lengua provoca que el cerebro libere endorfinas y que nuestro sufrimiento se alivie considerablemente.
Purgantes de aloe vera
La explicación de las propiedades purgantes del aloe vera se encuentra en uno de sus principios activos: la emodina, que actúa como irritante sobre los centros nerviosos del intestino, incrementando los movimientos peristálticos y haciendo que el contenido intestinal ‘fluya’.