Celos… Tengo celos¡

Jajaja, no, no es cierto, la verdad no tengo celos, es más, para serte sincera no recuerdo una sola vez en que me haya sentido particularmente celosa. Yo pensé que eso era una virtud valorada en la sociedad, incluso pensaba incluirla en mi tarjeta de presentación: “Vianey tiene síndrome del ojo seco y de la máquina Clin-Clin; no cocina, ni tiende su cama ni en defensa propia, pero no es celosa”. Pero no, resulta que no celar tiene inconvenientes.

Como diría Jack el Destripador, vayamos por partes. ¿Por qué no soy celosa? Primero porque francamente no me imagino que alguien desee estar con otra persona estando conmigo. Luego, todavía no he adquirido el don de leer la mente, así que nunca sabré si el monicosi en cuestión está pensando en otra persona y que flojera pasarle el detector de metales cada vez que “me imagine” que su mente está en otro lado.

Además, ¿para qué me voy a romper la cabeza imaginando cosas? Si el cosimoni es infiel lo hará con y sin mis ataques de celos. Tampoco me hago bolas, hay hombres y mujeres tan guap@s que sería pecado no voltearlos a ver, perooooo eso sí, es una falta de respeto hacerlo de forma descarada.

Así pues, yo no ando sospechando, imaginando, suponiendo o dudando, yo lo declararía culpable y lo condenaría a vivir sin mí, si encontrara la menor evidencia o certeza de deslealtad. Política de cero tolerancia que le llaman. Aunque la verdad es que nunca me he enterado que algún galán me haya sido infiel. Sí, puede ser que no tener el “Síndrome de Rodolfo el Reno” que a la menor provocación prende el foco rojo, me haya evitado darme cuenta de algunas señales, pero créeme, he sido más feliz, y además él sería el que se la perdería.

Por si fuera poco, cuando era más joven tenía el hobbie de andar -me gustaran o no- con los muchachones más cotizados de mi entorno, simplemente por el placer de demostrar quién era la mamá de los pollitos. Si uno anda con esos especímenes es para presumirlos, los celos no tienen cabida.

Pero resulta que no, que hay gente que me toma a mal que no tenga celos y lo ven como falta de atención e indiferencia. Recuerdo a un novio bastante atractivo, un día desesperado porque no lo celaba me dijo: “¿Viste como me vio esa chava?”… yo sonreía y pensé: “Pues claro que vi, por qué crees que ando contigo, que yo sepa no tienes un premio Nobel en tu biblioteca”.

¿Sabes cuál es otro problema? Que soy intolerante a que me celen. Te cuento una anécdota: Él tenía infinitas cualidades, sí, tenía todoooo el potencial pero lamentablemente también tenía el gusanillo del celo exacerbado, y pues muy lindamente empezó a preguntarme quién era el amigo que me escribía poemas, quién el que se me declaraba su amor en facebook, que según esto yo tenía muchos admiradores (esa vez solté la carcajada) y detalles así. Quería conocer a todas mis amistades, y aunque de verdad era para presumirse, los “tour de presentación” tienen que irse dando poco a poco.

Una vez me caché a mi misma pensando en el pretexto que le daría para no tener que decirle que comería con un amigo y así tener que darle una larga explicación de sus antecedentes, entonces me detuve de golpe y me dije: “Ah no Vianey, tú ni finges orgasmos ni mientes sólo para no meterte en problemas; no vas a hacer nada malo así que no tienes porque hacer llorar al niño Dios (mi tía Gertrudis dice que si alguien miente hace llorar a Jesús)” Y ese fue el final de una breve historia que pudo ser maravillosa pero que me obligaría a no ser yo, y a él a vivir un infierno imaginándose cosas, ya la estaba pasando bastante mal.

Cuando decido a salir con alguien es porque me realmente me gusta y no porque quiero ver a quién le puedo poner los cuernos, yo sí me porto bien. Sin embargo, no puedo subsidiar la inseguridad de otros renunciando a mis amigos y amigas. Los celos son de quien los trabaja, no deberían ser compartidos.