Desde que Benedicto XVI anunció su renuncia se sospechaba que el contenido de un informe secreto del caso Vatileaks era el motivo principal de su renuncia.
El 17 de diciembre pasado Benedicto XVI recibió un dossier de casi 300 páginas, dividido en 2 tomos, que guardó en la caja fuerte del departamento pontificio.
Dicho informe estaba considerado “ultrasecreto” y sólo lo conocían los tres cardenales que lo investigaron y el Pontífice. Esto fue así hasta que ayer abrió con la noticia de su contenido el diario La Repubblica, que no duda, además, de que lo allí denunciado fue tan demoledor que el Papa decidió renunciar.
“Todo gira en torno a la observación del sexto y séptimo mandamiento”: “No cometerás actos impuros”.
El artículo se centra en el escándalo que estalló en 2010 y que tenía como protagonista a Angelo Balducci, ex presidente del Consejo Nacional de Obras Públicas, y Caballero de Su Santidad, el exclusivo club laico de la Curia Romana. Tenía, por tanto, acceso directo tanto al entonces primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, como a Benedicto XVI.
Estaba siendo investigado por corrupción y los jueces le intervinieron el teléfono y descubrieron, además de que se estaba enriqueciendo ilícitamente hablaba con frecuencia con un miembro del coro de la Basílica de San Pedro, un nigeriano llamado Chinedu Thiomas Eheim, que le ofrecía servicios sexuales con jovencitos, seminaristas incluidos.
“Angelo, no te digo más… mide 2 metros, pesa 97 kilos, tiene 33 años y es completamente activo”, aseguraba el miembro del coro vaticano a Balducci en una de las conversaciones interceptadas.
Los encuentros sexuales, según asegura La Repubblica citando la investigación de los tres cardenales, tenían lugar en una villa a las afueras de Roma, en una sauna, en el propio Vaticano y en una residencia universitaria.
Benedicto XVI decidió que debía dimitir. “El informe se lo entregará al próximo Papa, que deberá de ser lo bastante fuerte, joven y santo para poder afrontar el trabajo que le espera”.
Fuente: La Crónica