Se llevó a cabo la 85 edición de los Premios Oscar. Por primera vez la noche fue temática y se hizo alusión al papel de la música en los filmes, a los buenos soundtracks a los músicales inolvidables. Más de cinco horas de transmisión donde cada espectador pudo hacer sus propias conclusiones, seleccionar favoritos y aplaudir a los ganadores, o bien, perdedores.
Una noche donde lo bueno, lo malo y lo feo quedó a la vista de todos.
Lo bueno. Argo y Michelle Obama.
Lo bueno de la noche es que la película dirigida, producida y protagonizada por Ben Affleck se llevó la estatuilla a Mejor Película. Y muy bueno que un Jack Nicholson al lado de la Primera Dama de los Estados Unidos, Michelle Obama hayan sido los destinados para mencionar y entregar la estatuilla.
En esta ocasión, Michelle Obama vía satélite desde la Casa Blanca menciono a los nominados a esta categoría y dio a conocer que “Argo” era la Mejor Película.
Ben Affleck recibió el premio y se lo dedicó a su mujer, la también actriz Jennifer Garner. Affleck señaló que cuando ganó su primer Oscar hace quince años como guionista de “Good Will Hunting” no sabía “lo que estaba haciendo”.
Lo malo. La caída de Jenniffer Lawrence.
La actriz de 22 años, Jenniffer Lawrence resulto la ganadora a Mejor Actriz por su participación en la película “Silver Linings Playbook” o “Los juegos del destino”.
De inmediato la actriz sorprendida se cubrió la boca y abrazo a su madre y Bradley Cooper para luego dirigirse a recoger su premio. La gran conmoción se mezcló con la fuerte impresión y el gran volumen de su vestido, lo que generó que la actriz perdiera el equilibrio y cayera al subir las escaleras.
Con gran humor la primera cosa que dijo la guapa rubia al recibir su premio fue: “¡Gracias! Ya sé que todos se pararon porque yo me caí y eso es muy vergonzoso pero muchas gracias…”.
Lo feo, la interpretación de Adele.
Los Premios de la Academia rindieron un homenaje sonoro a las sagas de las cintas de James Bond. Adele fue la elegida para interpretar el tema “Skyfall” de la cinta 007, melodía que también fue agraciada con el galardón a Mejor Canción.
Pero el regreso de Adele a los escenarios después de un año de retiro no fue lo que se esperaba. La cantante británica no hizo gala de su potente voz y su naturalidad sobrepasada no sobresalía entre la teatralidad ya acostumbrada de esta entrega.
Según se sabe Adele padece de ansiedad, nervios y miedo escénico cuando de eventos importantes se trata; lo mismo sucedió en la entrega de los Grammy donde, pese a realizar una celebrada interpretación de “Rolling in the deep”, la pasó fatal las horas previas a su actuación.