Recientemente un grupo de investigadores argentinos descubrió que las personas sometidas a un bajo nivel de estrés pueden recordar más fácilmente hechos que parecían estar olvidados.
Los científicos revelaron que cuando un recuerdo se vuelve inestable, la persona puede reactivarlo si recibe un impacto como, por ejemplo, un frío intenso.
El doctor Alejandro Delorenzi, del Laboratorio de Neurobiología de la Memoria de la Universidad de Buenos Aires (UBA), detalló lo siguiente: “Vimos a través de un experimento que los seres humanos pueden recordar mejor una serie de sílabas sin sentido aprendidas si son sometidos a un estrés leve“.
En el experimento participaron 125 voluntarios que debieron aprender una serie de cinco sílabas sin sentido que estaba precedida de una combinación de luz, imagen y música. Seis días después los investigadores les volvieron a presentar los mismo estímulos, aunque de manera interrumpida, “por lo que el recuerdo se volvió frágil”, apuntó del doctor.
En seguida se les pidió a un grupo de participantes que sumergieran el brazo en una cubeta con agua helada; mientras que otros hicieron lo mismo con agua templada.
Como resultado, los que debieron afrontar el agua helada recordaron al día siguiente en un 80% las sílabas, mientras que aquellos que sumergieron su brazo en agua templada, sólo rememoraron un 20%.
“Con este pequeño truco demostramos que las memorias que parecían desaparecidas, en realidad quedan almacenadas“, aseguró Delorenzi, quien estuvo a cargo de la investigación.
Sustancias como la epinefrina, cortisol y glucosa, liberadas en situaciones de estrés, también actúan en la modulación de la memoria.
Fuente: Milenio