“La celebridad es una moneda que debe ser usada para lograr un cambio”. Estas palabras son de Bono, el líder de U2, también famoso por ser uno de los más influyentes activistas a favor de condonar la deuda externa a los países más pobres del mundo. A lo largo de los años, muchos han seguido su ejemplo y han aprovechado su estatus de celebridad para crear conciencia sobre temas sociales importantes.
Angelina Jolie es otra famosa que actualmente es embajadora de buena voluntad de la ONU en su programa para refugiados. La actriz ha hecho decenas de viajes alrededor del mundo para presenciar cómo viven los refugiados de naciones destruidas por la guerra o la pobreza. En alguna ocasión le preguntaron por qué se dedicaba tanto a programas humanitarios, a lo que contestó: “Durante mucho tiempo dediqué mis energías a pelear contra mi misma, ahora peleo por mejores cosas”. Incluso ha contagiado a su novio Brad Pitt, quien se dedicó en cuerpo y alma a la reconstrucción de Nueva Orleans después de ser destruida por el huracán Katrina en 2005.
La más reciente en entrar a la lista de celebridades activistas es Lady Gaga. En los últimos días se ha dedicado a promocionar, vía Twitter y en su página web, una iniciativa de ley que fue discutida en el Senado, y que pretende acabar con la política de “No preguntar, no decir nada” que existe sobre la homosexualidad en el ejército de Estados Unidos. No sorprende que Gaga haya elegido esta causa en particular, ya que ella siempre se ha pronunciado a favor de las causas gay; incluso llegó a los premios MTV acompañada por tres veteranos abiertamente gay.
En México, el ejemplo más visible es el de Fher, del grupo Maná, que ha mantenido la fundación “Selva Negra” desde hace más de una década. Su causa: crear conciencia sobre el papel que tenemos todos en el cuidado del medio ambiente. Suena bastante vago, pero hay que reconocerle a los rockeros que, con su ayuda, se han liberado más de un millón de tortugas al mar.
Las motivaciones son muchas y muy distintas, al igual que las causas; lo que sí es un hecho, es que la visibilidad que tienen actores y cantantes permite que el mundo escuche lo que tienen que decir. Es difícil imaginar reuniones del G-8 sin Bono (no es choro, los líderes más poderosos del mundo lo reciben y toman en cuenta lo que dice); probablemente la mayoría de nosotros nunca hubiera puesto atención en los refugiados si no fuera porque vemos a Angelina Jolie recorriendo los campos en Darfur.
¿Y qué pasa cuando les gusta resolver los problemas del mundo, y el activismo es el camino que siguen para llegar a la política? Eso lo veremos la próxima semana.