Si lo piensas detenidamente, las celebridades no viven una vida muy distinta de los políticos. Ambos están todo el tiempo bajo los reflectores, su vida privada constantemente se mezcla con su trabajo- quieran, o no quieran -, y están acostumbrados a vivir como figuras públicas, a ser reconocidos en todos lados. Por todas estas razones, es fácil entender cómo hay actores y cantantes que saltan de los escenarios a los curules o, en el caso de Ronald Reagan, del set de filmación a la Casa Blanca.
El caso más conocido es el del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, famoso por su papel de Terminator en la saga películas que llevan el mismo nombre. Anunció su candidatura en el programa de Jay Leno en agosto de 2003, y ese mismo año ganó las elecciones con casi el 50% de los votos, a pesar de haber participado solamente en uno de los debates de candidatos. En 2006 se presentó por la reelección, y ganó de nuevo con el 56% de los votos. La ley del estado de California le impide postularse para el cargo otra vez, y el futuro del “Gobernator” es indefinido. ¿Buscará que el partido Republicano lo postule para algún otro cargo, como diputado o senador? ¿O tal vez quiera lanzarse para presidente? Si nada de esto sucede, siempre puede regresar a hacer películas.
María Rojo se hizo de renombre por participar en un gran número de películas mexicanas, y también en telenovelas y algunas obras de teatro. En el año 2000 comenzó su carrera política dentro del Partido de la Revolución Democrática (PRD) como Jefa Delegacional de Coyoacán; después fue diputada local en la Asamblea del DF, y desde el 2006 es Senadora de la República. Es un caso muy raro, porque en ningún momento ha dejado su carrera como actriz, y ha llevado las dos profesiones simultáneamente. Habrá que preguntarle a sus representados si es cierto eso de que “el que mucho abarca, poco aprieta”.
¿Alguien se acuerda de cuando La Chiva se lanzó para diputada? En el último momento rechazó la candidatura, después de que tanto ella como el Partido Socialdemócrata fueron severamente criticados por postularla. Creyeron que era muy sencillo ponerle un cuello de tortuga, y convencer a los habitantes de Mérida que estaba calificada para el puesto. Lo más indignante de todo, es que en la publicidad se haya hecho llamar “actriz”. ¿En serio? ¿Big Brother tiene valor curricular?
¿Y qué tal Wyclef Jean compitiendo por la presidencia de Haití? Para muchos, fue solo una oportunidad que el cantante de Hip Hop aprovechó tras el terremoto que devastó a la isla. Otros fueron menos escépticos y le dieron el beneficio de la duda; tal vez sí es un ciudadano preocupado que quiso usar su estatus de celebridad para hacer algo en su país. Desafortunadamente para él, el Consejo Electoral rechazó su candidatura, porque no ha vivido en Haití en los últimos 5 años, requisito indispensable según la ley electoral de ese país. Nunca sabremos si los haitianos se libraron de Jean, o si perdieron una excelente oportunidad.
Estos son solo algunos ejemplos de la “ambición progresiva” que pueden mostrar los famosos. Cada uno tendrá sus propias razones para buscar un puesto político; algunos creerán que es mucho más fácil de lo que parece – porque también hemos visto a algunos políticos hacer cada cosa… Otros tienen complejo de Supermán y querrán hacerlo todo; o tal vez para otros se trata solamente de acumular más fama y poder. El discurso que dan es igual: Todos quieren hacer algo por su comunidad, sea su distrito, su estado, o su país. Las intenciones que hay detrás de eso, nunca las sabremos.
Habrá que esperar a ver quiénes son los artistas invitados por los partidos políticos a participar en las elecciones de 2011. Se sabe que, desde hace un rato, el PRD le está haciendo ojitos a Diego Luna, Gael García Bernal, y a los hermanos Bichir, o sea que tal vez en estas elecciones se les hace. ¿Te imaginas a Gael García como presidente municipal? En sus actos públicos, las mujeres estarían peor que con Enrique Peña Nieto, vueltas locas y gritando piropos guajiros. Eso sí, sus gobernados podrían tener suerte y aparecer en una de sus películas; eso sí, seguramente los jóvenes tendrían subsidios garantizados en gorritos tejidos.