Aunque parezca, estos funcionarios no siempre están de traje atrás de un escritorio. Los que nos gobiernan de repente se quitan la corbata y se arremangan la camisa, y, a veces, hasta se ven bien haciendo el quehacer. ¿Qué tal Alfredo del Mazo, en la foto principal, pintando bardas en su municipio? El presidente municipal de Huixquilucan ni siquiera con rodillo en mano pierde el estilo.
Enrique Peña Nieto es otro que le entró de lleno a pintar bardas, como parte del programa de mejoramiento de escuelas, “Y tú, ¿qué le vas a regalar a México?”.
Nuestro Secretario de Educación, Alonso Lujambio, agarró la escoba para limpiar una escuela del virus AH1N1. Tan grave fue la epidemia que hasta el mismísimo secretario se puso a barrer. Nadie nos imaginamos verlo así, tan hacendoso, a este secretario que siempre está impecable.
Y a Marcelo Ebrard también le gustó la barrida, porque hace unas semanas salió a las calles del centro histórico con su escoba para inculcar los diez comportamientos para construir ciudadanía. Dicen por ahí que todos los ambulantes que estaban presentes en el evento nada más se dedicaron a pasear sus escobas, y que nadie barrió ni una sola calle. Deberían aprender al Jefe de Gobierno, caray.
En sus épocas de Secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota se ensució las manos… plantando árboles, no sean malpensados. Tan elegante que se le ve siempre, para esta ocasión tuvo que dejar a un lado los trajes sastre para enlodarse un poquito.
Y su jefe, Felipe Calderón, también plató arbolitos para la jornada de reforestación en Michoacán. En esta ocasión, se quería romper el récord de más árboles plantados en un día, cinco millones en 24 horas; los que se quejaron fueron, curiosamente, los ambientalistas, que alegaban que la gran mayoría de los árboles no sobreviviría. ¿Quién los entiende?
Con las inundaciones que ha sufrido el estado de Veracruz, el gobernador Fidel Herrera se solidarizó y ayudó a llenar los costales que servirían de contención para el agua. Le tuvieron que dar una ayudadita, porque se ve que no tiene mucha experiencia con eso de manejar la pala.
El gobernador de Guerrero es otro que mostró sus habilidades con las herramientas y el cemento. A Zeferino Torreblanca (a la izquierda, para los que no lo conocen), no se le movió ni un pelo con el trabajo; vamos, ni siquiera el calor de Acapulco fue capaz de despeinarlo.
Será para la foto, solo unos cuantos minutos, pero es requisito indispensable hacer uno que otro trabajo cuando eres funcionario. Así que todos los que tengan algún tipo de aspiración política, será mejor que vayan practicando sus habilidades con la brocha y con el trapeador; o tendrán que vivir con la vergüenza de ser el que no sabe ni agarrar la escoba.