Las expectativas estaban puestas en este partido, pues si los Mavericks perdían en casa, la serie quedaría 3-1 en favor del Heat, y sería casi imposible remontar esta desventaja, por lo que era un partido crucial para Dallas, y no fue hasta el final que los Mavs lograron superar a Miami, para poner la serie 2-2, por lo que la final se alargará, mínimo, a dos partidos más.
Se repitió lo que ya parece característico en los encuentros de esta final, y es que el Heat dominó la mayor parte del encuentro, y hasta el último cuarto el equipo de Dallas remontó su desventaja. El partido, a 10 minutos del final, era ganado fácilmente por el equipo visitante 74-65 con una gran participación de Dwyane Wade y la colaboración de Chris Bosh, cosa ya acostumbrada con estos jugadores. Lo que no era normal era la ausencia de eficacia de Dirk Nowitzki (por un resfriado) y LeBron James; éste terminó con sólo 8 puntos. La diferencia para alcanzar la victoria fue el gigante alemán, quien después de tres cuartos muy malos, con sólo 11 puntos anotados, se recuperó para terminar con 21 puntos.
El éxito de Dallas estuvo en que LeBron James tuvo una noche mediocre.
Miami dejó escapar la victoria en los últimos minutos del partido al sólo anotar una canasta en 5 minutos. Esto lo aprovechó Dallas para colocar el marcador 82-78 a su favor y dejar el reloj a menos de 2 minutos del final. Hubo un serie de canastas falladas por ambos equipos, sin embargo, Wade y Bosh acercaron a su equipo 82-81 con tiros libres. Al final, Nowitzki anotó la canasta que dejó al equipo de Dallas con una ventaja casi insuperable al penetrar hacia la canasta y dejar el partido 84-81. Wade acercó a su equipo 84-83 con 9 segundos en el reloj. James cometió falta y mandó a Terry, de Dallas, a la línea de tiros libres, que no desaprovechó al dejar a los Mavs 86-83. Miller, del Heat, al final intentó un tiro de 3 que no encestó.
Fuente: El País