En febrero de este año, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) ordenó que 250 “productos milagro” se retiraran del mercado. Inmediatamente, 13 de ellos se retiraron de las tiendas, supermercados y plazas comerciales. Después, los restantes corrieron con la misma suerte en los meses siguientes.
Todos los conocemos, todos los hemos visto en la televisión: prometen el aumento de la energía sexual, la disminución de peso y la cura de enfermedades, todavía incurables, como el cáncer y la diabetes. Demotecnia, una empresa que se especializa en investigar la opinión pública, hizo una encuesta mediante María de las Heras. Se encontró que 15% de los adultos con teléfono había comprado, por lo menos una vez, uno de estos productos.
En nuestro país se han hecho por lo menos 30 millones de compras telefónicas. El 40% se hacen para mejorar la salud del comprador, pero no hay ni receta ni atención médica.
Francisco Javier Ochoa Carillo, presidente de la Academia Mexicana de Cirugía, declaró que cuando estos medicamentos se utilizan para tratar, sin consulta médica, enfermedades graves, las consecuencias secundarias no se hacen esperar y se pueden tener complicaciones. Esto se debe a que el hígado es el órgano que procesa el medicamento y el riñón el que lo excreta. Si el primero tiene una sobrecarga de medicamentos que digerir, las toxinas se acumularán sin excretarse correctamente.
Entre los datos que María de las Heras encontró en su encuesta es que el 25% de los compradores obtuvo resultados inmediatos de los medicamentos, lo que genera una especie de confianza empírica en el producto, sin importar clase social, género, raza o lo que sea. Dado que los comerciales de estos productos están hechos con gente supuestamente real, el espectador/comprador se siente más atraído por la supuesta eficacia del medicamento.
Miguel Ángel Toscano, quien fungía como comisionado de la Cofepris cuando se tomó la determinación de los 250 productos milagro, presentó en ese momento una tentativa de cambios para la Ley General de Salud en Materia de Publicidad. Entre las reformas que figuran en el documento, está la de prohibir la aparición de alguna celebridad en la publicidad de algún medicamento, producto de belleza, suplemento alimenticio o bebida alcohólica con cafeína. El castigo sería de 12 000 salarios mínimos para la empresa que no respete la ley, es decir, unos 700 000 pesos.
Sin embargo, la aprobación de las reformas a la ley no la ha hecho todavía la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer).
Fuente: CNNMéxico
Foto: Elmegáfono